Teulada Moraira es la localidad con más superficie de cultivo de la viña en toda la Marina Alta. Junto a los de Benissa y a los de las localidades de la Vall de Pop, los viñedos de Teulada Moraira son los máximos representantes de la uva en la comarca. Con más de 600 hectáreas en su término municipal, a penas el 9% son de regadío, siendo más de 550 hectáreas de secano, según el Institut Valencià d’Estadística.
El campo ha sido el gran afectado por la severa sequía prolongada que sigue padeciendo la Marina Alta. Uno de los cultivos estrella de la zona, la uva Moscatel de Alejandría, está viéndose en grave peligro de desaparición, pues este año ha dejado pérdidas casi totales para los agricultores. «Ha sido un año para olvidar, muy desastroso. Muchos agricultores han perdido hasta el 90% de la producción, es decir, prácticamente, ni han trabajado», asegura Vicente Coello, agricultor y presidente de la Associació d’Agricultors de Raïm de Moscatell de Teulada Moraira.
Un tesoro del Mediterráneo
Los campos de viñedos son parte del patrimonio agrícola centenario del municipio. El fruto de su cultivo es una uva dorada, dulce, cuyo resultado está altamente influenciado por su proximidad al mar Mediterráneo. En palabras de Juanjo Buigues, agricultor de uva Moscatel de Teulada, «si el Moscatel no ve el mar, llora», porque la brisa marina es importante para darle ese toque de distinción frente a los otros tipos de uva.
«Nos encontramos en una de las localidades donde se produce una de las mejores uvas de mesa del mundo», según Buigues, aunque la Moscatel tiene tres usos distintos. Puede emplearse como uva de mesa, para vinificación o para la pasa. En Teulada Moraira gran parte se destina a la de mesa, con mucho renombre en mercados nacionales como de Barcelona, Madrid, Bilbao o San Sebastián. De hecho, Juanjo asegura que en muchos lugares se refieren a la uva Moscatel como, simplemente, uva Teulada, «y eso dice mucho de un pueblo».
Con el objetivo de defender y proteger el cultivo del Moscatel en la localidad se creó la asociación de agricultores que preside Coello, «ya que cada vez somos menos». Se fundó hace más de un lustro con unos nueve socios. Actualmente, solo quedan seis. El perfil de los integrantes es el de agricultor profesional, se dedican íntegramente a ello como forma de vida.
La labor de la asociación es colaborar en todos los actos que se llevan a cabo relacionados con el Moscatel, como en la Fiesta del Moscatel o en el evento Alere/Dolia, del Auditori Teulada Moraira. Juajo explica que «nos unimos para estar más representados y poder reivindicarnos ante las instituciones y otros actores, pero este año ha sido muy difícil».
La temporada más catastrófica
La época de vendimia de la uva da comienzo a principios de agosto. Una vez finalizada, la planta ya está preparada para entrar en reposo, para dormir, como refiere Juanjo. Hacia noviembre, la planta pierde las hojas y en diciembre da comienzo la poda. En febrero, se tritura la leña o se recoge el sarmiento, para después arar la viña. Es en mayo cuando se empieza a desmondar la planta, la llamada poda en verde, eliminando los brotes innecesarios para dejar solo dos sarmientos por cada brazo de la viña, para garantizar la calidad de la uva.
En mayo, asegura Vicente, la planta debería haber estado refulgente de hojas verdes sin apenas visión del tronco, sin embargo, este 2024 fue todo lo contrario. «La planta no ha desarrollado el llamado sarmiento y muchas no tienen recursos, por lo que algunos brazos de las cepas se están secando. Esto significa que la poda será muy corta y difícil». Algunos de estos brazos se deberán cortar para regenerarse, «siempre que llueva, porque si no lo hace, será un desastre».
La recolecta de uva Moscatel de mesa de la localidad en 2024 ha sido un millón y medio de kilos inferior a lo normal, cuando en otros años ha alcanzado los 1.700.000 kilogramos. En cuanto a la uva destinada a la vinificación, se han dejado de cosechar 3 millones de kilos. Los problemas que enfrenta la planta este año traerá secuelas el siguiente. «Si llueve mucho, mucho, la cosecha en 2025 será solamente de un 50%», calcula Juanjo.
A los problemas meteorológicos se suman los provocados por la fauna cinegética, la falta de relevo generacional y las dificultades administrativas. «Cada vez nos piden más. Hoy en día tenemos que ser agricultores, informáticos, asesores…», asegura Coello.
«Ha llovido menos que en el desierto»
«Hemos tenido sequías antes, pero esta es diferente. En otras ocasiones sufríamos por la fruta, pero no tanto por la planta. Este año ha llovido menos que en el desierto, y cuando llueve tan poco, lo arrasa todo», narra Buigues. En el caso de los agricultores profesionales de Teulada Moraira, Juanjo y Vicente aseguran que la ayuda del Ayuntamiento, que destinará 500.000 euros a la preservación y conservación de la vid, será clave para la próxima temporada.
Aunque se necesitará mucho más, por parte de las diversas administraciones, para sacar el cultivo adelante. Una de las demandas más latentes de la asociación es que se pueda reutilizar el agua de las depuradoras, ya que sería la única fuente que podrían tener en situaciones similares a las de 2024. «Cuando no llueve, los pozos también están secos y, sin agua, buena parte de los vecinos de Teulada Moraira quedan sin representación en caso de quedarse sin la uva Moscatel. Es nuestra seña de identidad», concluyen los agricultores.
Lo siento mucho por ellos pero los turistas tienen que poder ducharse y tirar de la cadena. El agua que niegan a la Agricultura la regalan al Turismo.