«Desconectados»: la zona de mayor pobreza digital en Jesús Pobre que espanta a familias y clientes «Desconectados»: la zona de mayor pobreza digital en Jesús Pobre que espanta a familias y clientes
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«Desconectados»: la zona de mayor pobreza digital en Jesús Pobre que espanta a familias y clientes

04 de junio de 2022 - 09:00

Hace algo más de dos años la irrupción de la pandemia vació las calles del mundo, pero Internet se convirtió en el único medio de conexión. Sin embargo, vivir y trabajar en una zona de difícil acceso a esta herramienta supuso serios problemas para las zonas de mayor pobreza digital.

Jesús Pobre es uno de esos pueblos de la Marina Alta que llevaba años sufriendo una gran brecha digital al no contar con una buena cobertura en la red. Algo que acrecentó la crisis sanitaria.

Pero en mayo de 2020 se anunció la llegada de la fibra óptica al municipio, lo que podría acabar fácilmente con el problema. Sobre todo, en una zona concreta del pueblo. El mapa de cobertura móvil de Movistar señala la plaza de la Iglesia y sus alrededores como el sector en la localidad con la menor intensidad de cobertura móvil.

Algo que confirma la EATIM de Jesús Pobre. Las típicas compañías de telefonía, o las más usadas y conocidas, no podían asegurar un servicio de red digno que garantizase una buena cobertura. No solo en la zona de la Iglesia, sino en todo el municipio.

Por ello, dar con la empresa de telecomunicación acertada no fue fácil. El organismo municipal, aún después de conseguir los avances de fibra óptica, se muestra decepcionado con el tema. La respuesta de la EATIM es clara: «Jesús Pobre no tiene cobertura por falta de infraestructura. Hemos tenido que recurrir a una empresa privada para suministrar al pueblo del servicio en la red».

Tras varias charlas con los vecinos y un listado de personas que querían obtener el servicio, parece que la cobertura va volviendo poco a poco al municipio. Sin embargo, no todo el mundo optó por esta alternativa.

Un concepto que se hunde ante el problema

Hace 12 años atrás abría sus puertas un local de hostelería cerca de la plaza de la Iglesia. La Tasca vio en el problema una oportunidad para su concepto de negocio: ofrecer a sus clientes un pequeño oasis de desconexión que les permitiera disfrutar de una experiencia sin interrupciones móviles.

Fieles a sus principios, y aunque suene increíble, no se habían sumado a la idea de instalarse su propia fibra óptica. Durante todos esos años no tener Internet no había supuesto un problema. Hasta hace poco. Casualmente, en los últimos dos años la poca cobertura móvil ha ido todavía a menos, algo que les obliga a instalar la fibra si quieren obtener señal.

Los hábitos pandémicos han provocado que el pago con tarjeta o vía móvil sea el principal modo para abonar las compras y consumiciones. De modo que, ubicarse en la zona más pobre de cobertura móvil imposibilita el demandado servicio. «Perder comensales por esta razón o tener que fiar los servicios a aquellos que no pueden pagar en efectivo es algo común», explica Álex, el gerente.

Aunque el problema va más allá y deja entrever el frenético y ausente modo de vida en el que se sumerge la sociedad detrás de la pantalla. En alguna ocasión algún cliente potencial con niños ha dejado de reservar mesa en el local «por no saber que hacer con sus hijos sin cobertura ni Internet».

Con las dificultades que acarrea, ahora el local se debate entre prescindir del servicio de pago y renunciar a buena parte de sus clientes o dejar atrás, y sin miramiento, a su principal filosofía que les acompaña desde los inicios.

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