La jornada de «Retos Hídricos en la Marina Alta», organizada por la Cátedra del Agua de la Universitat d’Alacant, que acogió el Club Náutico de Xàbia reunió a políticos, tanto provinciales como municipales y, sobre todo, a los técnicos expertos en los recursos y gestión del agua que se hace actualmente en la comarca. El prometedor título de las conferencias parecía llegar tarde después de enfrentar un año entero sin apenas lluvias, desde octubre de 2023, y tras un duro verano en el que la sequía ha hecho mella en dos de los municipios más turísticos de la Marina Alta. Sin embargo, en la presentación se afirmó que la conferencia se había programado mucho antes.
Tras más de un mes en el que el suministro de agua potable estuvo gravemente comprometido, los municipios de Teulada Moraira y El Poble Nou de Benitatxell han vuelto a tener agua de calidad en sus grifos. Y los anuncios llegaron en mitad de las jornadas que precisamente abordaban temas tan peliagudos como el que han sufrido vecinos y vecinas de ambas localidades.
Fue la exposición de Fernando Pérez Calvo, jefe del Servicio Hídrico de la Diputación de Alicante, la que mostró gráficos sobre la preocupante intrusión marina en los acuíferos de la comarca y que ha provocado la tensa situación en Teulada y Benitatxell. La falta de lluvias ha provocado que el agua del mar se infiltre bajo tierra, afectando incluso al acuífero de Benissa, que se encuentra varios kilómetros tierra adentro.
Las alternativas de la Diputación de Alicante
Pérez Calvo aportó algunas alternativas para mejorar la garantía del suministro a la comarca. El experto habló del desdoblamiento o profundización de los pozos de abastecimiento, habiendo terminado la actuación y estando pendiente de desarrollo y aforo los de Llosa de Camatxo o Xaló. También de nuevas plantas de filtración, terminada una en Alcalalí, o de la ampliación o construcción de nuevas plantas desaladoras en los municipios costeros de la comarca. Y para Calp, el jefe del Servicio Hídrico informó que ya se está trabajando en la perforación de un nuevo pozo en la Vall de Laguar, que servirá como reserva y garantizará el suministro de agua para las 100.000 personas que, en verano, residen en la Villa del Peñón.
La pieza clave
Pero si hay una pieza clave en el abastecimiento comarcal en estos momentos es la desaladora de Xàbia. Josep Lluis Henarejos Cardona, gerente de AMJASA, la empresa pública encargada del suministro de agua xabienc, presentó un concepto fundamental para el desarrollo del abastecimiento. «Els camins de l’aigua» que parten de la desaladora. Henarejos explicó que ya se ha decidido ampliar la desaladora con un nuevo bastidor, lo que permitirá aumentar la producción diaria de agua a 36.000 metros cúbicos. Esta ampliación facilitará el envío de agua a otros municipios como Benitatxell, Teulada Moraira, Gata de Gorgos y Pedreguer, donde actualmente el suministro solo fluye en dirección a Xàbia. Henarejos propuso que esta conducción sea reversible, permitiendo enviar agua hacia el interior de la comarca.
Pero la visión del gerente de AMJASA fue más allá de lo que necesita la comarca y aludió directamente al modelo urbanístico desarrollado en la zona, el cual está siendo retomado en los últimos años. Sí, la Marina Alta es una de las comarcas más lluviosas y con más recursos hídricos, pero «todo este tiempo hemos crecido mucho y hemos esquilmado los acuíferos. La ocupación del territorio es muy importante y como se utiliza el agua». El gerente de AMJASA ha considerado claramente que «las decisiones urbanísticas son, en esencia, decisiones en política del agua».
Apuntando directamente a la presión que este modelo lleva ejerciendo ya décadas, Henarejos ha dado datos demoledores sobre la realidad en Xàbia, que es, precisamente, el municipio que mejor preparado está en la materia. La localidad cuenta en la actualidad con 29.000 abonados. De ellos, el 33% de los contadores proceden de chalés y el 67% restante son urbanos. El volumen de consumo que tienen un total de 9.200 chalés es del 54%, del cual el 28% es para consumo doméstico, el 19% para piscinas y el 53% para el riego de jardines. Unos números cuanto menos llamativos que sirvieron al ponente para rogar medidas contundentes que frenen la expansión urbanística y que se apueste por una gestión hídrica más eficiente y sostenible.
¿La unión hace la fuerza?
No quedó fuera del debate la figura del Consorcio para Abastecimiento y Saneamiento de Aguas de la Marina (CASAMA), promovido por la Diputación de Alicante. Este ha sido un organismo con una actividad «escueta» desde su creación en 1987. De él forman parte básicamente los municipios de costa, casualmente, los que no tienen recursos hídricos. Dos excepciones se destacaron, la de la Vall d’Ebo y la Vall d’Alcaclá, pero que al estar alejados de los centros de demanda resultan difíciles de integrar en una cuestión hídrica conjunta. Básicamente, en la Marina Alta cada pueblo ha ido por su lado en lo que al agua se refiere y queda visto que sin unir las fuerzas la situación no va a mejorar en absoluto.
De «muchos proyectos en los cajones» es con lo que cuenta el Consorcio. Y de objetivos. A corto plazo, son promover planes que mejoren la interconexión de los recursos y las demandas, las conducciones actuales son totalmente insuficientes. A largo plazo, definir y dotarse de infraestructuras para la gestión de los recursos y buscar nuevos, como las aguas depuradas. A dos cuestiones se apelaron en este punto, a la financiación y a la gobernanza. Pero lo que queda claro es que si desde dentro no se promueve la solución a estos dos frentes abiertos prioritarios, la Marina Alta podrá seguir en guerra por el agua muchos años más.
La primera pregunta que el público asistente planteó a tantos expertos y políticos fue cuándo. El ciudadano quiere saber eso, porque estas jornadas han servido para dejar más que claro el qué. Qué se debe hacer es de sobra conocido por los que precisamente deben poner en funcionamiento esta financiación y esa gobernanza. Pero el ciudadano solo puede conformarse con la gestión que se ha hecho hasta el momento o aplaudir las decisiones que se tomen a partir de ahora por parte de los que pueden llevar a cabo todos y cada uno de los proyectos de cajón.
Para nunca. Se necesitan infraestructuras nuevas modernas en las que no se quiere invertir.