Sandra Monfort (Pedreguer): de alumna obediente de música clásica a artista revelación de la música valenciana Sandra Monfort (Pedreguer): de alumna obediente de música clásica a artista revelación de la música valenciana
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Sandra Monfort (Pedreguer): de alumna obediente de música clásica a artista revelación de la música valenciana

27 de febrero de 2022 - 10:45

Con Niño, Reptil, Ángel, su primer disco en solitario, Sandra Monfort (Pedreguer) se convirtió en la Artista Revelación de los premios Carles Santos de la música valenciana el pasado mes de noviembre. Al día siguiente, su nombre compartía titular en las principales cabeceras valencianas con uno de los grupos más exitosos del momento, Zoo.

“No hago música ‘mainstream’, ni de masas, por eso no me esperaba este premio”, me cuenta Sandra, guitarrista, compositora y cantante. Charlamos en su Pedreguer natal, el lugar donde ha vuelto tras 8 años viviendo en Barcelona.

Con 30 años, lleva 24 en la música. Casi nada, pienso. Es ya una artista con solera. Solera y mucha formación también. Sus padres la apuntaron a la escuela de música de Pedreguer cuando tenía 6 años. “En ese momento mi padre también se apuntó a dolçaina y así íbamos juntos al cole”, me cuenta entre risas. Luego se fue al Conservatorio Tenor Cortis de Dénia, donde empezó a tocar la guitarra. Y de ahí, a Barcelona.

Lo suyo era la música y logró entrar en la Escuela Superior de Música de Catalunya (ESMUC). Un viaje, no solo de 5 horas, las que hay de Pedreguer a Barcelona, sino también hacia una nueva Sandra. “Vengo de la música clásica y del conservatorio y cuando llegué a Catalunya descubrí que había otros caminos y que sí podía cuestionar lo que me habían impuesto”.

"Llegué a obsesionarme. Tocaba 7 horas al día la guitarra"

Durante los años de conservatorio Sandra reconoce que sufrió mucho. "Ojalá se hubiera revisado el sistema educativo. Por ejemplo, la lectura y la técnica es más importante que sentir o crear. Para mi eso no tiene sentido”, y continúa, “si piensas en un niño cuando nace, primero le enseñas a hablar y luego ya escribirá y leerá, ¿no? Pues en los conservatorios es al revés. Llevas 14 años de carrera y dices, ostras, lo más básico no se hacerlo. Se reproducir pero no componer”.

“Además, en la música clásica hay un rol de poder muy fuerte y no hay cuidado por la salud mental del alumno. Yo llegué a obsesionarme. Estaba 7 horas el día tocando la guitarra y para aguantar eso debes estar muy fuerte mentalmente."

La Sandra artista nació en la música clásica. Pero el final de carrera en la ESMUC le abrió el mundo a nuevos estilos como las músicas tradicionales. Ahora también explora la música electrónica o el pop, “ estilo que en los conservatorios habíamos aprendido a rechazar pero en realidad tiene mucho que ofrecer”.

"Me conocen más en Cataluña que aquí"

Cataluña fue la cuna de su crecimiento como artista pero también el lugar que la abrazó para poder dedicarse plenamente a la música. "Llevo 5 años dedicándome únicamente a la cultura y, aunque ha sido difícil, también ha sido un camino muy enriquecedor". Empezó con Xaluq, luego creó Marala, junto a dos artistas más, también componía y compone para otros artistas y en 2021 decidió dar el salto en solitario. Ahora compagina Marala con su carrera en solitario. Mucho trabajo - por suerte- pero, eso sí, casi todo en Cataluña.

"Es normal que me conozcan más en Cataluña porque he vivido 8 años allí y mi círculo lo tengo allí", me reconoce Monfort.

También admite que cada vez la conocen más en tierra valencianas. "Yo prefiero hacer un bolo aquí cerca y volver a dormir a casa. Ese sería el trabajo ideal". "Soy de aquí, de Pedreguer, y me gustaría que se me valorara en mi tierra, el País Valencià".

Pedreguer es su casa. Aquí volvió hace 4 años pero no de vacaciones. Volvió para quedarse. "Me encanta Pedreguer", sonríe. "Cuando volví estaba sola y pensaba que sería algo temporal pero, sin esperármelo, encontré una calma y una tranquilidad -suspira-. Empecé a componer como una loca y me flipó respirar todo eso". Sandra me cuenta que empezó a florecer. Quizás volvió a florecer, matizaría yo. Barcelona le abrió los caminos de la música, le enseñó a ser desobediente con lo prestablecido y a dejarse llevar. Pedreguer la alejó del frenético ritmo de la ciudad, le devolvió la calma y le permitió darle rienda suela a eso que la ciudad condal le había enseñado.

Su primer álbum lo compuso aquí, en su casa. Niño, Reptil, Ángel nació sentada en el césped. "Soy una persona que me imagino muchas historias y canalizo mis dolores a través de historias que invento". Así creó su primer sencillo: "me imaginé la historia de un bebé que nace sin vida y todavía no se ha terminado de formar. Es una especie de anfibio que asciende a la luna y se encarga de protegernos". Para Sandra, esta imagen que vinculaba lo terrenal con lo espiritual "al final es un cuerpo deforme, que es vulnerable y que no encaja. Todos tenemos ese niño, reptil, ángel que se siente vulnerable y feo".

La Sandra que exploraba la vida, que imaginaba y soñaba desde la ingenuidad, compuso este álbum que consiguió alzarse como mejor disco del año y convertirla a ella en la artista revelación 2021. Un paso de gigante en un mundo tan competitivo y difícil.

Pero aquella Sandra ya no es la de ahora. Monfort está en continua mutación. "Ahora soy más cruda, tengo más rabia. Siempre he dejado que me tumbaran y ahora ya no lo permito. Eso se verá en mi próximo disco con canciones más cañeras". ¿Y se pierde la dulzura?, le pregunto. "No", se ríe. "Yo soy dulce, eso no cambia pero ahora me siento más poderosa, más fuerte y eso se va a ver".

Tras un año de mucho trabajo en el que reconoce que apenas era capaz de disfrutar de lo que le estaba pasando, Sandra ha hecho 'click'. "Tengo ganas de ser feliz, rodearme de gente preciosa y valorar lo que estoy consiguiendo". La entrevista también ha avanzado, ahora la voz de Sandra suena más fuerte y decidida.

En Cataluña ya triunfa y no para de hacer bolos. Ahora, la niña obediente, que se formó 14 años al cobijo la música clásica, ha conseguido desmelenarse hasta hacerse un hueco en la tabla alta de la música valenciana.

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