Orba y la pedanía de Orbeta llevan implícita en su historia la tradición alfarera. El oficio de la alfarería fue uno de los fuertes motores económicos y sociales de la zona hasta su declive en la segunda mitad del siglo XX. Desde su casi desaparición hasta ahora, pocos talleres han seguido funcionando. Sin embargo, en los últimos años la Associació d’Amics del Fang d’Orba i Orbeta, así como diversos particulares, han recuperado el oficio, los saberes y su historia.
En un artículo publicado en la revista de divulgación científica y tecnológica Daualdeu, las historiadoras Maria J. Berenguer Llopis y Míriam Devesa Benlloch han recopilado por escrito una aproximación al origen y las características de la profesión alfarera de Orba. La falta de bibliografía al respecto y los muchos conocimientos de tradición oral han llevado a las expertas a elaborarlo.
A continuación tienes un índice con todos los puntos que vamos a tratar.
Los orígenes de la alfarería de Orba y Orbeta
Hasta el momento, aquello que marca el principio de la historia alfarera de Orba es la llegada de los repobladores tras la expulsión de los moriscos en el 1609. La aparición del oficio tuvo una finalidad clara, la de cubrir necesidades básicas para la cotidianidad de las personas.
Elementos que se podían emplear en cualquier casa: cocinar al fuego, contener agua, labores diarias que necesitan de un recipiente, para la construcción, decoración, entre otros. Fuera para lo que fuera, la alfarería siempre estuvo ligada a las familias y linajes de la zona. Se trataba de una profesión que pasaba de padres a hijos, quienes construían sus talleres dentro o cerca de los hogares.
Una de las peculiaridades de esta tradición en la localidad era que había dos zonas de producción bien separadas. Por un lado, los canterers y teulers en el núcleo de Orba y, por otro, los cassolers en el de Orbeta. A principios del siglo XX, se contabilizan en la zona 40 alfareros trabajando.
Los canterers y teulers de Orba
Según recoge el artículo, los primeros indicios documentados del oficio en Orba datan del 1691, con la solicitud para la construcción de un horno de tejas y baldosas de Marco Antonio Torres. También en 1726 se registra otra de Josep Aranda para situar otro horno dentro del núcleo urbano.
Sin embargo, fue en la zona de la Teulera de Orba donde se establece la zona principal de alfareros. Esta ubicación era más próxima a las minas de tierra para elaborar las piezas y también al barranco de Orbeta de donde procedía el agua para la mezcla. La especialización de las alfarerías asentadas en Orba era diversa.
Y de ahí la denominación que reciben. Por un lado, los canterers se dedicaban a la elaboración de cántaros y contenedores varios. Por otro, los dedicados al material de construcción y tejas se denominaban teulers. Otra característica definitoria de los productores de Orba era el empleo del barro blanco.
Los cassolers de Orbeta
En la pedanía de Orbeta, Berenguer y Devesa afirman que es en 1689 cuando se data la primera licencia de construcción de un horno para Hipòlit Agut. Miquel Escrivà y Jaume Penya le siguieron.
La producción en Orbeta se centraba en las piezas que después se emplearían para el fuego. Tal como enumera el artículo, y como la denominación de cassolers indica, fabricaban cazuelas, pero también ollas, cafeteras, chocolateras o jarras. Así como en Orba se utilizaba el barro blanco, en Orbeta el signo definitorio era el barro rojo.
La transmisión del oficio
El aprendizaje del oficio de alfarero en la localidad y su núcleo poblacional dependiente se basaba en la transmisión oral y en la observación. Las numerosas generaciones de alfareros de Orba han repetido las fórmulas de sus antepasados hasta hoy en día. Las historiadoras apuntan a la observación y la práctica constante para aprender la profesión.
En la actualidad, dos talleres permanecen abiertos, Alfarería Berenguer y su sello Orbalfar y Taller Argiles. Sin embargo, muchos particulares han seguido con la fabricación de piezas artesanales, pese a no dedicarse a ello. Como Vicente Berenguer, quinta generación de alfareros, que en los últimos años ha retomado la práctica y se dedica a ello en su taller a pie de calle.
Por otra parte, el trabajo de recuperación de la cultura y tradición alfarera de los últimos años en el municipio ha removido la conciencia para atraer a más amantes de la alfarería al pueblo y a ganar adeptos entre los vecinos y vecinas de Orba para lograr que su historia no se pierda.
Bibliografía
- Berenguer, M.J. i Devesa, M.(2024). Orba, el poble del fang. Daualdeu, 26, 24 - 26.