Marc Bolufer tiene 16 años y, como muchos de su edad, aprovecha el verano para irse al extranjero a aprender inglés. Este año, sus padres habían decidido que fuera en Malta porque la situación de pandemia era bastante favorable. El 6 de julio aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Malta para empezar sus tres semanas de inglés pero ya nada fue como esperaba ni él, ni sus compañeros, ni sus padres desde Dénia.
La semana pasada la prensa nacional se hacía eco de la situación que estaban viviendo varios menores en Malta tras dar positivo durante el curso que realizaban para aprender inglés. Uno de ellos era Marc. Se contagió una semana después de llegar a Malta. "Aunque en las clases íbamos con mascarilla, luego la agencia preparaba actividades al aire libre donde no había tantas medidas de seguridad. Un día una compañera empezó a decir que no se encontraba bien y dio positivo. Luego nos hicieron a todos el test y, por ejemplo, de mi grupo que éramos 30 alumnos, 19 dimos positivo". Había 7 grupos más y también los monitores dieron positivo.
Y ahí empezó una odisea de casi una semana. Marc y otros alumnos ya habían sido trasladados con anterioridad a un hotel al tener que sacarles de una de las casas donde tenían que pasar las tres semanas por no cumplir con los mínimos de seguridad y bienestar para los alumnos.
Los menores españoles quedaron bastante desamparados en Malta. "A los positivos nos querían trasladar al hotel Windsor pero a mi tardaron bastante en trasladarme". Marc cuenta que estaba en una habitación solo, sin televisión, aunque por suerte tenía una pequeña terraza para estirar las piernas, "pero tenía compañeros que no les funcionaba bien ni la luz de la habitación". Una situación de abandono que vivieron más de un centenar de adolescentes en Malta como han ido denunciando por redes sociales.
La Embajada española en Malta fletó un avión para repatriar a los menores
La agencia de viajes al extranjero se vio desbordada y no actuó como debía para proteger a los estudiantes. Tampoco lo hizo el gobierno maltés, responsable de los menores españoles desde el momento en el que dieron positivo. "Prácticamente no nos daban nada, te subían desayuno y comida a mediodía con poca cantidad y ya está. Pude conseguir agua porque ellos no nos hacían mucho caso", nos explica Marc.
En toda esta situación de desatención, los padres de los menores empezaron a movilizarse y contactaron con la Embajada de España en Malta. Su embajadora, Consuelo Femenía, natural de Xàbia, ya estaba al corriente de la situación pero, en un primer momento, el gobierno maltés no la dejó intervenir.
"La Embajada se preocupó por la situación de nuestros hijos y sé que hizo todo lo que estaba en su mano para que volvieran a España lo antes posible", nos cuenta muy agradecido su padre, el javiense Quico Bolufer. Al tratarse de menores, el proceso se agilizó y llegaron incluso a intervenir desde Bruselas. Finalmente, Malta permitió a la embajada española fletar dos aviones: uno para estudiantes que dieron negativo y otro para estudiantes que dieron positivo.
Marc, en el avión de positivos, fue repatriado el pasado viernes 23 de julio. Al llegar a la T2 del Aeropuerto Internacional Adolfo Suárez Madrid-Barajas su padre le esperaba. "Cuando llegué, me dijeron que bajarían del avión en grupos de 5. Marc bajó el tercero y la atención en el aeropuerto fue la mejor. Estábamos acompañados por la Policía Nacional, médicos, enfermeras y personal diplomático quienes nos explicaron todo el protocolo a seguir".
Más de una semana de angustia para hijos y padres, de mucha diplomacia por parte de la Embajada española y de mucha dejadez y trabas por parte del gobierno maltés para que esta situación no perjudicara al turismo del país. "Supongo que no querrían que se dañara la imagen del país y por eso no querían sacarlos del país en un avión de positivos", explica Bolufer.
Marc ya está en casa, sus padres están tranquilos y todo ha quedado en un gran susto y en una historia más de como la pandemia lo ha cambiado todo.
