En 1611 se fundó un convento franciscano junto a Benitaia, consecuencia directa de la expulsión de los moriscos en 1609 del Reino de Valencia. La población descendió a un tercio de lo que era, por lo que tuvo que repoblarse con gente llegada de Mallorca. El duque de Gandía favoreció la fundación del convento de Benitaia, porque según las fuentes históricas, los repobladores eran personas de gran devoción cristiana.
El convento fue dedicado a San Andrés del Monte. La tradición dice que una vez al año, los rayos de sol, atravesando el arco natural que se encuentra en lo alto de la Penya Foradà, iluminan el convento.
Actualmente de él quedan pocos restos.





