Cazadores contra el fuego: cuando las siembras de los cotos impidieron la propagación de las llamas Cazadores contra el fuego: cuando las siembras de los cotos impidieron la propagación de las llamas
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Cazadores contra el fuego: cuando las siembras de los cotos impidieron la propagación de las llamas

03 de septiembre de 2022 - 09:05

Las consecuencias del fuego provocado por un rayo en les Valls de la Marina Alta han sido devastadoras. En los 100 kilómetros de perímetro de superficie forestal quemada han quedado escasas zonas de flora viva. Y mucho menos si hablamos de la fauna.

Unos vídeos difundidos recientemente por la Federación de Caza de la Comunitat Valenciana han mostrado la crudeza del efecto de las llamas sobre el terreno en el interior de la comarca. Uno de ellos pertenecía al Club de Caçadors de Pego, en el cual Antonio Ferrando, su presidente, relataba el trabajo que se había llevado a cabo en los cotos de caza pogolíns y que se seguía haciendo aún estando activo el incendio.

«Desde el minuto cero estuve subiendo al monte a proveer de agua y alimento a los animales de la zona. Solamente subía yo, ya que como presidente del Club tenía permiso para hacerlo», relata Antonio. En los cotos de caza de cada término municipal, los socios de las asociaciones tienen la obligación de mantener las tierras e invertir en ellas.

«Cada año realizamos cultivos para todos los animales de la zona»

El presidente de cazadores afirma que desde los clubes deben destinar el 35% de los ingresos para los cotos de caza sin ánimo de lucro a las siembras y al abastecimiento de animales de cada uno de sus términos. Una tarea que contribuye al mantenimiento y a la supervivencia tanto de las montañas como de las especies animales que habitan en ellas.

Estos bancales sirven como forma de alimento para la fauna cinegética que habita en los cotos. «Cada año realizamos cultivos de trigo para este tipo de animales de la zona como los conejos, perdices, jabalíes y arruís. Aunque acude todo tipo de animales. Además, como norma interna tenemos terminantemente prohibido cazar a los animales que se encuentran en estas zonas de cultivo propias o ajenas, ya que son zonas de refugio y descanso para ellos», explica.

«Los Bomberos usaron el agua de las balsas para extinguir el fuego»

Son aproximadamente 14 zonas de siembra las que dependen de los cazadores de Pego, con sus respectivos bebederos para animales, unos 27 en su término, y cuatro balsas grandes de agua que los jabalís aprovechan como piscina. «Nuestros bancales sembrados sirvieron como cortafuegos», asegura el cazador. El Club de Caça de Pego decidió compartir el vídeo mencionado para mostrar de alguna forma el poder de los cultivos y que su labor va más allá de la práctica cinegética.

«No solamente las siembras favorecieron las labores de extinción. Las balsas que casualmente había rellenado hacía unos días fueron empleadas por las bombas de agua de los Bomberos para extinguir el fuego. Incluso los aviones descargaron sobre ellas para dejarlas llenas a sus compañeros», relata.

«Sin la naturaleza no podría dedicarme a la caza»

Que la caza está mal vista por buena parte de la sociedad actual es un hecho y Antonio es consciente de ello: «Se que los cazadores somos vistos como ‘los malos’, pero la gente no se da cuenta de que hacemos mucho trabajo por el monte y por los animales». El pegolí repite varias veces que con este relato no pretende ponerse medallas, ya que no fueron conscientes de la ayuda que proporcionó el trabajo que realizan hasta que no se produjo el incendio. Aunque el vídeo que grabó le sirvió para mostrar esa parte de la realidad.

Aunque suene paradójico «antes que cazador soy ecologista, porque sin la naturaleza no podría dedicarme a la caza», se sincera. Ahora, tanto Antonio como el resto de cazadores de la comarca quedan a la espera de la revisión del terreno calcinado y de los planes de rehabilitación de la zona. Con los cuales, asegura el presidente del Club, van a participar y ayudar para que la zona se regenere de la mejor forma posible cuanto antes.

Respecto a volver a la caza en los cotos quemados, todavía les queda más, ya que la regulación de caza en terrenos quemados prohíbe la práctica hasta dos años después, siempre y cuando la montaña se regenere adecuadamente.

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