Una pequeña investigación personal, una publicación en un libro de fiestas y el interés de los expertos en turismo de Pego conforman esta historia de observación del patrimonio y la necesidad de darlo a conocer para mantenerlo vivo. Y en el centro de todo, unos rostros.
Les cares de l’aigua (caras del agua) son los remates ornamentales y decorativos de las canaletas de desagüe de hierro forjado de muchas casas. A simple vista, si no las conoces, pasan desapercibidas, y más con la rapidez en la que se vive ahora. Son características de los centros históricos de muchos pueblos valencianos y en la Marina Alta han vuelto a coger fuerza, sobre todo en Pego, donde se centra este relato.
Todo comenzó con Victòria Carrió Roldán, historiadora del arte, docente en Cataluña y pegolina de nacimiento. En uno de sus tantos regresos a Pego en periodos de vacaciones estivales, comenzó a mirar estos elementos, que siempre habían estado allí y pasaban desapercibidos, con una nueva atención. Esta necesidad personal de reconectar con el pueblo que la vio crecer, dialogando con un paisaje urbano que había cambiado significativamente, le llevó a iniciar una pequeña investigación.
La motivación principal de la investigadora fue la de reflexionar sobre la relación entre los habitantes, su entorno arquitectónico y la memoria local. Cabe decir, como ella misma afirma, que su formación en Historia del Arte le proporcionó una mirada analítica hacia los elementos patrimoniales, incluso estos más cotidianos.
Un año de trabajo: identificación, fotografía y un mapa digital
Su trabajo se centró en la identificación y fotografía de las caras que iba encontrando en las fachadas del municipio. Familiares y allegados la ayudaron a enriquecer el proceso de recopilación. Con Google Maps, geolocalizó y nombró cada elemento fotografiado para conformar un mapa digital. Este trabajo se extendió durante un año, desde agosto de 2020 hasta agosto de 2021.
El mapa documenta un total de 469 caras del agua en Pego y la autora identifica hasta 18 modelos o rostros diferentes, entre niños o querubines, mujeres y hombres de distinta edad y aspecto físico e incluso animales o seres más abstractos. El mapa es accesible al público a través de un enlace.
El acto de contar y situar las caras en el mapa le permitió realizar una lectura histórica del urbanismo de Pego. Observó que la presencia de estas delimita perfectamente hasta dónde llegaba el pueblo en los años 40 y 50. Donde terminan les cares de l’aigua y empiezan las canaletas modernas de plástico, se marca la frontera entre el casco histórico y la expansión urbana posterior sobre la huerta de la época.
Tras la recopilación, la puesta en común del trabajo con su tío Fernando Oltra Naya, aficionado a documentar y fotografiar los cambios urbanísticos de Pego, le llevó a redactar un artículo integrando sus reflexiones sobre las caras con las aportaciones y materiales que tenía su tío sobre otros elementos urbanos.
La difusión pública: del libro de fiestas a la oficina de turismo
El libro de fiestas de Pego en 2023, a través del archivero municipal, fue el medio de difusión que llevó el trabajo de lo personal a lo público. «Es muy interesante nuestro libro de fiestas, porque considero que funciona como una publicación de historia local, con estudios, poesías y fotografías antiguas, más allá de la programación festiva», afirma Carrió.
La historia más reciente de la investigación se traslada a la oficina de Turismo de Pego i les Valls. Allí, tal como explica Mari Nieves Mayor, técnica de Turismo de Pego, recopilan todo el material que puede resultar interesante para adaptarlo a su ámbito de trabajo.
Fue en las prácticas de Françoise Crespo, alumna del taller de empleo de Dinamización Comunitaria de CREAMA, cuando se recuperó el tema de las caras del agua. La alumna creó la ruta dinamizada «Llegendes, Misteris i Curiositats: Coneix Pego d’una forma diferent», donde narra momentos clave de la villa.
La última parte de la ruta explica el origen de las caras del agua, su simbología y su contexto histórico, mostrando ejemplos en varias calles del casco antiguo. Aunque el estudio de Carrió anota 469 caras, «calculamos que puede haber muchísimas más», apunta Mayor. Pego no es la única localidad que las conserva: en Pedreguer o la Vall de Gallinera también se pueden observar, según apunta la técnica de Turismo.
De la colaboración de Crespo, y su nueva ruta dinamizada, con otra alumna en prácticas de Comunicación Audiovisual en la oficina de Turismo de Pego, Lara Musso, las caras del agua de Pego han vuelto a estar de nuevo en boca de todos. Gracias a un vídeo publicado en las redes sociales, ahora el artículo y el mapa de Victòria Carrió tienen el complemento perfecto para atraer nuevas miradas hacia esas «caras» olvidadas.
Simbolismo y función de les cares de l’aigua
De un vistazo parecen meros elementos decorativos ubicados en las canaletas que expulsan el agua de lluvia lejos de las fachadas. Sin embargo, numerosos artículos e investigaciones les atribuyen otras funciones. Según explica Carrió, y coincide Crespo, todo apunta a que su propósito principal es proteger el hogar y a sus habitantes. «Vigilar» o «controlar» la entrada de la casa de lo que pudiera entrar o salir con el agua.
Carrió lo vincula a una posible herencia romana de colocar rostros en fuentes y lugares con agua, asociada a supersticiones sobre espíritus o peligros que podían habitar en ella. También las denomina «pequeñas gárgolas valencianas»: al igual que en las catedrales medievales las gárgolas desaguaban la lluvia y protegían el templo con su aspecto grotesco, estas caras rematan el bajante del agua pluvial mientras ejercen una función simbólica.
Aunque numerosos artículos coinciden con su explicación, la investigadora subraya que su narración es solo una aproximación reflexiva desde la historia del arte.
Datación y origen de las caras del agua
Resulta difícil datar con exactitud el origen de las caras del agua. Carrió y Crespo explican que materialmente todo apunta al momento de la expansión de la industria de la fundición y el metal en la Comunitat Valenciana. No son un producto de una artesanía única, sino de fundición de hierro, principalmente, fabricados en serie.
De hecho, algunas piezas llevan inscritos los nombres de los negocios que se dedicaban a ello. De este modo, se podría situar la aparición de las caras entre mediados del siglo XIX y principios del XX, reconociendo el renombre de numerosas empresas de València o de Alcoi, por ejemplo, dedicadas a la fundición y a estos materiales.
Peligros y riesgos para su conservación
Las conclusiones de Carrió señalan algunos riesgos que podrían hacer peligrar el futuro de las caras. Entre ellos, que al pasar desapercibidas debido a la cotidianidad que las envuelve, se vuelven «invisibles». Carrió sostiene que solo cuando se reconoce y se da valor a un elemento se puede empezar a proteger, si no se identifican como patrimonio, es fácil que desaparezcan sin que nadie lo note. Esto las deja vulnerables ante decisiones de los propietarios o intervenciones municipales que no requieran consenso.
En este sentido, la renovación urbanística y la modernización hacen cambiar rápidamente el paisaje urbano. Las reformas de fachadas o la construcción de nuevas infraestructuras pueden implicar la eliminación de estos elementos antiguos para sustituirlos por materiales modernos.
Testigos silenciosos de la historia
Para la investigadora, estos elementos son «testimonios» de la vida del pueblo. Su percepción la lleva a afirmar que les cares de l’aigua significan la permanencia frente al cambio. «Si los objetos pudieran hablar, estas caras contarían la historia de todas las personas que han habitado esas calles», piensa.
No son meros tubos, sino elementos que humanizan la arquitectura y permiten leer el pasado del pueblo. Al reconocerlas y conservarlas, actúan como puntos de referencia que permiten construir la memoria colectiva y la identidad de Pego.
