La Marina Alta rebosa arte en sus distintas áreas y formas. Y es en la comarca donde ha nacido recientemente una oportunidad para los amantes de la danza. Hacerse un hueco en el ballet profesional no resulta fácil y menos sin contar con experiencia escénica. Este es el propósito del Jove Ballet de La Marina, dotar a su joven elenco de bagaje desde bien temprano.
El proyecto nace con Laura Perelló, bailarina procedente de Dénia, profesora en la Escuela de Danza de Gata de Gorgos y directora artística del Jove Ballet. Con el respaldo del Ayuntamiento de Gata y de diversos padres y madres de sus alumnos, dio a conocer al mundo al JBM en abril de 2024. Vanessa Soler, madre de una de las alumnas, es la presidenta de la asociación constituida hace pocos meses para dotar de estructura y gestión a la propuesta.
«Muchos alumnos debían irse fuera para continuar sus estudios», explica Laura. El Jove Ballet pretende cubrir ese vacío que se crea en la carrera de un bailarín desde su escuela de danza municipal hasta que accede a los estudios superiores en conservatorios más grandes y, normalmente, ubicados en las grandes ciudades.
«No somos una prolongación de las escuelas, ni tampoco una competencia para ellas, sino una compañía, con la finalidad de representar espectáculos y dar la oportunidad a los jóvenes talentos», señala la directora. La idea del Jove Ballet nace de forma independiente de las escuelas y ayuntamientos, de forma gratuita para los bailarines y está abierta a cualquier persona que sienta la necesidad de rellenar esa experiencia y confianza sobre el escenario. «La sede está en Gata de Gorgos, pero el proyecto está abierto a todo el territorio de la Marina y más. Contamos con bailarines de Riba-roja, València, Alacant, Dénia, Els Poblets, Xaló y Pedreguer, entre otras localidades».
«Nos gustaría que las escuelas viesen el Jove Ballet como una oportunidad para sus alumnos, no como una alternativa, sino como una experiencia formativa adicional». El JBM se conformó tras una gran audición con 60 candidatos y un jurado externo. Carla G., Ainhoa, Diego, Maddalena, Neus S., Alba, María R., Saida, Carla M., Carla S., Azahar, Martina, María S., Celia, María A., Berta, Emma, Julia, Olga, María T. y Neus F. son los 21 artistas, de edades comprendidas entre los 12 y los 18 años, que dan vida a la primera horneada de bailarines. «Además de la técnica, buscamos bailarines con una presencia escénica especial, aquello llamado duende. Personas que captaran la atención en el escenario, ya que eso facilita la puesta en escena», asegura Laura.
A través de la instrucción de Maeva Perelló, bailarina y hermana de la directora, cada sábado por la mañana los artistas se reúnen en el edificio polivalente de Gata para las clases y ensayos. «Como compañía, cada bailarín tiene sus papeles asignados». Laura y Maeva son las encargadas de idear las piezas del espectáculo, de coordinarlas y organizarlas.
La presentación del primer espectáculo oficial fue el pasado diciembre, en el Auditori Teulada Moraira. Llenaron la sala y los espectadores pudieron deleitarse con diversas piezas de danza clásica, neoclásica y contemporánea, «mostrando una evolución entre los estilos. Además, contamos con la participación del Conservatorio de Danza de Riba-roja».
La directora y la presidenta de la asociación del JBM muestran gran orgullo por el cuerpo de baile inicial: «Son muy versátiles, están muy ilusionados y también comprometidos con el proyecto. No se pierden ningún ensayo y organizan su agenda para poder asistir por encima de todo. Eso demuestra el entusiasmo y la piña que han hecho. Son un gran equipo».
El propósito es que el JBM mantenga el grupo durante dos años y después volver a convocar audiciones para seguir ofreciendo oportunidades. Sin embargo, consideran que también es buen momento para ampliar la plantilla, «ahora que hemos consolidado la estructura como asociación y vemos que el proyecto está funcionando. El éxito y la buena acogida que ha tenido nos permite ampliar el cuerpo de baile, porque queremos hacer montajes más grandes», asegura Laura.
Tal como ilustran, el JBM es una especie de compañía puente, con el objetivo de dar visibilidad y ofrecer oportunidades de futuro, «porque cuando un bailarín forma parte, tiene más opciones de ser detectado por profesionales y recibir ofertas para seguir su carrera». Pero como en cada iniciativa que abre las alas por primera vez, hay algunos obstáculos, o, más bien, necesidades que cubrir. Una de las más grandes de la compañía de danza comarcal es la búsqueda de patrocinadores y colaboradores que crean en el proyecto y les ayuden, sobre todo, con los temas económicos.
«Tenemos una serie de gastos que, debido al carácter gratuito para los bailarines, es más difícil cubrir. Alquiler de salas para las galas, equipo técnico y de sonido, vestuario, desplazamientos, además de la comunicación y visibilidad». Los primeros patrocinadores ya cuentan con un contrato por dos años, pero esperan poder ampliar los apoyos poco a poco.
La constitución de la compañía como asociación, también les permite optar a ayudas y subvenciones tanto autonómicas como nacionales. «Estas no son estrictamente económicas, sino que nos permiten formar parte de un circuito de espectáculos y audiciones, dándonos visibilidad y oportunidades para actuar», subraya Vanessa.
Por lo pronto, directora y presidenta nos adelantan que podremos ver al Jove Ballet de La Marina muy pronto. Será en Dénia, con un espectáculo por el Día Internacional de la Danza. «Habrá piezas de la gala de presentación, pero también preparamos nuevas coreografías con las que sorprender».