La ermita de Sant Miquel es una de las dos ermitas que se encuentran en el centro de Pego. Da nombre a la calle en la que está. En origen estaba en un entorno rural pero fue engullida poco a poco por la trama urbana. Se enmarca en la tipología de ermitas llamadas "de conquista".
Las primeras referencias a la ermita de Sant Miquel en el archivo municipal de Pego son del finales del siglo XV. Probablemente se construyó al mismo tiempo que la ermita de Sant Joan y que la de Sant Antoni.
Según el archivero municipal de Pego, Joan Miquel Almela, hay constancia de un documento en el que se encarga un retablo a Nicolau Borràs, pintor de Cocentaina discípulo de Joan de Joanes, el maestro valenciano del Renacimiento. Este retablo no se conserva. Mucho más recientemente, a finales del siglo XX, la ermita de Sant Miquel recibió la donación de un lienzo obra del pintor de Pego Just Almela Company, discípulo de Sorolla.
Además, de la documentación del archivo se deducen numerosas obras a lo largo de la historia del edificio de la ermita, muchas de ellas para consolidar y evitar la ruina de la construcción. Una de las características principales es que la fachada recuerda a las construcciones coloniales del siglo XVIII.
