Un año más, los ‘Encuentros en Beniarbeig’ (Encontres a Beniarbeig) han empezado con la conferencia inaugural de Vicenç Altaió sobre ‘Miró y los poetas catalanes’. El escritor beniarbegí y miembro de la comisión organizadora Tomàs Llopis presentó al conferenciante a partir de unas palabras que él mismo había escrito unos días antes: «Cuando descubrí que Miró y Tàpies se tenían que leer como poetas, lo entendí todo. No hacéis distinción entre arte y poesía », una frase que podía resumir el punto de vista desde donde Altaió tenía que abordar el tema.
Su currículum, tanto en libros publicados como en la participación en exposiciones de artes visuales y gestión cultural, repasado sumariamente por Llopis, nos sitúa ante un auténtico experto en la materia, con obras sobre el mismo Miró, Foix, Plano, Gasch, Palacio y Fabre, etc o la dirección del Centro de Artes Santa Mònica, la presidencia de la Fundación Joan Brossa o el comisariado o coordinación de las conmemoraciones de los años dedicados a Plano, Dalí o Gaudí.
Todo esto sin olvidar la docena de libros de poesía publicados por el conferenciante y una larga lista de participaciones en varias iniciativas culturales siempre alrededor de las artes en todas las suyas vertientes.
Altaió empezó su intervención recordando que en el 93 se encontraba a Mont-roig, el pueblo donde Miró vivió y convirtió en un tipo de religión, celebrando el centenario de su nacimiento, y a su lado Jacques Dupin dijo: «la gente, para entender Miró, se tendría que fijar en de qué manera los campesinos trabajan la tierra y de qué manera los poetas en lengua catalana trabajan el sentido del universo ». Y a partir de esta afirmación, Vicenç Altaió se centró en la explicación de la manera como se trabaja una materia idiomática y como se eleva en la esencia de la luz y el sol.
Miró tenía cierta dificultad para representar el sentido de la perspectiva y su maestro de escuela le hizo comprobar mediante el tacto y no la vista que hay un delante y uno detrás de las cosas. Esta anécdota nos ayuda a entender una de las revoluciones más grandes que ha habido en el campo de la representación artística y que hace que Joan Miró sea uno de los artistas más celebrados del siglo XX. A continuación Altaió fue repasando los diferentes vínculos de Miró con la poesía a través de autores como Novalis y la idea que el universo es lleno de escrituras.
También el artista fue construyendo un mundo a su manera a través de los ritmos de la natura, de tres
ideas esenciales, poesía, catalanismo y revuelta, y del conocimiento que tenía Miró de Carnero, el Cántico de los cánticos, el espiritualismo de san Francisco de Asís, Apollinaire o Foix. Desde este universo personal, el pintor obtiene el reconocimiento de las vanguardias, catalana primero y más tarde parisina sobre todo a partir de la relación que mantuvo con Picasso.
Y llegados en este punto, Altaió se refirió a una serie de poetas y de poemas, como por ejemplo ‘Vocales’ de Rimbaud donde cada vocal tiene un significado y el sonido acontece también una representación semántica, lo cual sugiere el motivo por el cual Miró peine siempre con cuatro colores básicos en referencia al número cuatro, por ejemplo referido a los humores del cuerpo de que hablaban los clásicos.
El conferenciante también consideró la aportación de Mallarmé, poeta que crea el sentido del espacio, y comentó su poema ‘un golpe de dados no abolirá nunca el azar’ fuera de la conducta lógica. Lautréamont, otro de los poetas citados, que escribe con fragmentos de los otros y hace una ficción de él mismo y una escritura inventada, y finalmente Baudelaire con la idea que el lenguaje visual y el fonético o el olfativo son un mismo lenguaje y que nosotros somos templos sinestésicos.
Todas estas aportaciones suponen un cambio en la manera como se orientan las cosas. El conjunto de estas aportaciones cuestiona el sentido renacentista de la perspectiva y por tanto Miró puede pintar en plan, sin perspectiva, valorando los márgenes como referente, él dice los «folls, orados e iluminados» es decir el foll que tiene una presión mística y los pies en tierra, el iluminado que voz aquello que no se ve, despierto entre dormidos, y el orado que habla con metáforas; los tres interesan más a Miró que no el hecho de copiar la realidad. Y en esta actitud se mantuvo hasta que murió.
En palabras del conferenciante, en tiempo del nazismo y de la guerra Miró pinta con un nuevo lenguaje que pone en relación los humanos con la fe, que vuelve a ponerlos en relación con las constelaciones y con la negra noche. Esta fue la manera que tuvo el artista de enfrentarse al fascismo y a las dictaduras, creando un lenguaje revolucionario.
Después de la exposición, al coloquio, el conferenciante todavía profundizó en algunas ideas que no había podido exponer bastante. Al finalizar el acto, y como agradecimiento por la participación en las jornadas, la regidora de cultura Ana Gallart libró a Vicença Altaió un obsequio con el diseño de esta edición.
La próxima sesión será el 8 de febrero e irá a cargo de Joan M. Minguet que hablará de ‘Fascismos y vanguardias. El arte no es nunca neutral’.