La comarca se encuentra actualmente atravesada por una catástrofe de gran magnitud que ha provocado rabia e impotencia entre los habitantes de los pueblos, y localidades vecinas, que la han sufrido. El incendio que ha asolado el gran corazón verde de la Marina Alta desde el pasado sábado 13 de agosto se ha convertido ya en otra mancha que marcará la historia del territorio.
La Vall d'Ebo, la Vall de Gallinera, la Vall d'Alcalà, la Vall de Laguar, Castell de Castells, l'Atzúbia y Pego han visto arrasar sus tierras en cuestión de días. El desastre llegó hasta otros términos municipales como Sagra, Tormos y Orba y hasta otras comarcas como el Comtat, en los municipios de Tollos, Famorca y Fageca, o Vilallonga en la Safor.
Han sido numerosas las entrevistas a afectados que han visto con desesperación arder la tierra que les ha visto crecer. Y también han tenido altavoz voces expertas que han querido trasladar las explicaciones más coherentes a un desastre de tal calibre.
Como el ingeniero forestal Ferran Dalmau, que hace unos días daba una entrevista en À Punt Noticies donde ofrecía unos datos aplastantes y unos razonamientos necesarios para entender el problema. Según datos recabados por newtral.es, la superficie forestal en el país ha crecido un 33,6% en los últimos 50 años. Dalmau, por su parte, aseguraba en la entrevista que en la Comunitat Valenciana este espacio supone el 56% de las hectáreas del territorio valenciano.
Unos datos que, a priori, pueden parecer buenos, ya que ha aumentado el terreno verde que necesitamos para suavizar el cambio climático. Pero que, sin control, se convierte en un gran monstruo abandonado que, en las épocas cálidas, se seca de forma de natural y prende solo con mirarlo.
Pueblos sin capacidad de gestión
La pérdida de control en estos grandes espacios verdes se debe a la falta de gestión y, por tanto, a la escasa inversión para poderlos gestionar como es debido. Los pequeños pueblos como les Vall de la Marina no tienen la capacidad suficiente para gestionar ellos solos los bosques porque no cuentan con los recursos necesarios. Y cuando se prestan a poner su granito de arena, se les niega la oportunidad de limpiar las montañas ni tampoco se ofrecen otras soluciones, tal como relataba Felip Mengual (Vall de Gallinera) en este medio de comunicación hace unos días.
Expertos como Dalmau relacionan directamente el abandono del mundo rural y el traslado masivo de la población hacia los cascos urbanos más grandes con los espacios forestales en expansión y sin control. Hace 30, 40 o 50 años la gestión de estos espacios no era tan necesaria porque eran los propios habitantes de los pueblos los que se encargaban de hacerlo, con el trabajo de sus propios campos. Según el experto, actualmente, solamente queda un 8% de población rural en el territorio valenciano.
Los municipios estaban rodeados de terrenos de cultivo que llegaban hasta bien entrado el monte. Los ganados se alimentaban por toda la montaña y limpiaban de forma natural los bosques. Pero, ahora, la falta del mundo agrícola y ganadero, el escaso relevo generacional mezclado con la poca gestión agroforestal que subsane la actividad perdida generan una enorme masa forestal difícil de gobernar. Y, con incendios como este, se viven las consecuencias de no invertir para cuidar el mundo rural que tanto caracteriza la historia valenciana.
Sols ho pots dir més fort.. perqué més clar i sencill de compendrer es impossible.
En de fernos avant..tots a una..amb sols la bandera del sentit comú i l’amor per les nostres terres… tot açò esta per damunt de quansevòl partit politic.. hem de fer canviar les coses ja. Ánims i sempre endavant !!
Salut Ferran.