Ya es temporada de perelló en la Vall d'Ebo: el cultivo de las montañas que se niega a desaparecer Ya es temporada de perelló en la Vall d'Ebo: el cultivo de las montañas que se niega a desaparecer
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Ya es temporada de perelló en la Vall d’Ebo: el cultivo de las montañas que se niega a desaparecer

12 de noviembre de 2022 - 09:06

Si te dejas caer al principio del otoño por la Vall d’Ebo verás que quienes te reciben son las tupidas figuras de árboles repletos de la fruta por excelencia del municipio. El perelló, una manzana autóctona de la zona, singular, de particulares cuidados y con un sabor y textura únicos.

La poma perelló es una variedad muy típica de las zonas de montaña de Alicante, de secano y que precisa del frío del interior para poder desarrollarse. Si le preguntas a Juanvi Moll Mengual, agricultor de la Vall d’Ebo, te dirá que solamente con bajar a Pego el frutal ya no se puede cultivar con éxito. Por esta razón también se puede encontrar en otros municipios de la Marina Alta, como Castell de Castells y la Vall d’Alcalà.

El proceso perfecto

Como todo, el perelló requiere su tiempo. Ahora, en noviembre, ya comienza la temporada de venta y consumo, pero ha tenido que pasar casi un mes para que esté en las condiciones perfectas para disfrutarlo. Juanvi, como experto del cultivo y productor de la variedad, explica que la cosecha se prepara a partir del 12 de octubre. Si la lluvia lo permite, y cuando el campo está seco tras las húmedas noches, el agricultor se desplaza en su furgoneta hasta los terrenos donde lo cultiva para recolectarlo con la ayuda de su mujer, Reme Moll Gomis.

Entre los dos recogen las manzanas y a cubos las van depositando poco a poco en cajones. Estos, a su vez, van forrados con papel para cubrirlos por completo y que no queden expuestos al aire. Desde su recolecta hasta su venta, se mantienen en las casas, en una habitación con poco tránsito y tapadas con mantas.

El cubrimiento aporta el calor que el perelló necesita para fermentar y, de este modo, el gas que contiene de forma natural no se escapa. Este proceso favorece su maduración hasta alcanzar el punto perfecto para su consumo y es necesario para que la fruta adquiera su color canela tan característico.

Además, el proceso de maduración también le aporta un extra de sabor a la pieza y consigue la textura idónea. Juanvi asegura que el perelló madurado en casa es único y que, si se conserva bien en la nevera, en ocasiones puede llegar a aguantar hasta marzo.

Objetivo: atraer la curiosidad de los más jóvenes

«El cultivo del perelló en la Vall d’Ebo es todo de particulares, no tenemos una gran extensión de cultivo y cada uno lo vende como puede», cuenta Juanvi. Un comentario que evidencia uno de los grandes problemas que atraviesa el cultivo, como muchos otros, hoy en día. «Antes venía la gente a posta para comprarlo, pero ahora las personas mayores ya no vienen y los más jóvenes no conocen la fruta».

Con el paso del tiempo, el perelló de la Vall d’Ebo ha ido perdiendo adeptos. La fruta se ha quedado estancada en las zonas de cultivo y no se conoce más allá de la provincia, prácticamente. Entre la falta de conocimiento y el inexistente relevo generacional, en los campos de perellons la exclusiva variedad ve peligrar su continuidad.

Asociació Poma Perelló y la denominación de origen

Sin embargo, a los labradores como Juanvi les queda una esperanza. Cuando estalló la pandemia, antes de quedarse con los brazos cruzados, los agricultores del perelló se pusieron manos a la obra para no dejar que la crisis sanitaria les afectara doblemente. Este fue el punto de partida para impulsar la Asociació Poma Perelló y «hacer todo lo posible para que tenga continuación». Una entidad que aúna a todos los agricultores y que camina hacia lograr la Denominación de Origen Protegida, así como registrar una marca que de reconocimiento al perelló de la Vall d’Ebo por sí mismo.

Hasta llegar ahí, por el momento se trabaja en la siguiente Fira del perelló en la Vall d’Ebo. El próximo fin de semana, el del 19 y 20 de noviembre, el municipio celebrará su ya tradicional feria que tiene como propósito acercar la variedad a más gente, pero también llenar el pueblo de alegría, buen ambiente, cultura y tradición. Una semana después, el 26 de noviembre, la Asociación estará en la Feria de productores de la poma del perelló de la Comunitat Valenciana.

El encuentro en València ha sido organizado tanto por la entidad de agricultores como por la Generalitat. «Ahora estamos intentando enfocar el producto a través de la institución valenciana porque nos hemos dado cuenta que ir solos por nuestra cuenta no es viable. O nos ayudan o lo dejamos perder todo. Y con la Asociación queremos ir todos los productores a una, porque sino somos minorías disgregadas». Juanvi y el resto de asociados ven en estas iniciativas una gran oportunidad para promocionar y vender la fruta más allá de Alicante. Ampliar el mercado y que tenga mucha más salida hacia el norte, donde no se conoce el perelló.

Un año duro

Esta ha sido una temporada especialmente difícil para la fruta. El exceso de lluvia a principios de año no dejó labrar el campo como es debido. Un gran contraste con lo que vino después. El calor y la ausencia de precipitación en agosto le quitó la oportunidad a la manzana de agrandar su tamaño. Pero lo que terminó por rematar la escasa anualidad fue el incendio. El agricultor recuerda que se inició en la partida Frigalet, unos metros más allá de uno de sus campos.

Por suerte, el fuego no alcanzó campos enteros de perellons, salvo uno próximo al primer foco, el cual se vio más afectado. Sin embargo, con la sequía muchas de las manzanas han quedado pequeñas. Algo que afecta directamente a su venta porque «la gente compra la fruta cuanto más grande mejor», comenta Juanvi. Otros árboles, los que se enfrentaron cara a cara con el fuego, se tendrán que arrancar. En un año normal, el agricultor calcula que puede producir unos 4.000 kilos de perelló, «este año será la mitad».

Pero lejos de quedarse en la negatividad, el productor destaca entre risas otra curiosidad provocada por el incendio mientras señala los pequeños brotes de nuevos perellons que nacen. «Los árboles han hecho el proceso a la inversa. Se han creído que era primavera, sin pensar que se habían quemado. Por eso en octubre han empezado a florecer y, dentro del mal, este año tendremos dos cosechas. La segunda en Navidad», bromea animado con su vecino de bancal.

Es con ese espíritu con el que Juanvi se toma toda la situación. Pese a las dificultades, los agricultores de la Vall d’Ebo intentan seguir adelante. «Siempre mirando al cielo», por supuesto, «pero con ilusión, porque si no es así, no tenemos nada que hacer».

Octubre de cosecha de perellons en la Vall d’Ebo

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