Es innegable que las redes sociales han servido y sirven para acercar la política a la ciudadanía. Es muy positivo que cualquier persona pueda obtener información prácticamente en streaming sobre cualquier tema de actualidad o que le afecte directa o indirectamente. El problema surge cuando lo que se comunica queda a años luz de la realidad. A esto mismo se dedican los políticos 5.0, a los que les importa más la fotografía que lo que se fotografía.
Ahora ya no se hacen fotos con bebés y niñ@s porque debemos proteger la imagen de los menores, aunque hay a quien no le importa exponerlos con tal de arañar unpuñado de votos. Entonces recurren a la foto con algún animal bípedo o cuadrúpedo, no importa, solo importan los likes, el impacto en redes sociales. Aparentan hacer cosas, aunque no las hacen en realidad, es un hacer virtual, pero las necesidades de la ciudadanía son reales y requiere de soluciones reales, no virtuales.
Estos políticos 5.0 sólo saben comunicarse vía redes sociales, analizan su target, su público objetivo, pero eso sí, unidireccional, no se admiten críticas ni propuestas ni ideas ni iniciativas que no sean las suyas propias porque ell@s saben de todo. El contacto persona a persona lo dejan para dos o tres meses antes de las elecciones, aunque si no hay foto no hay contacto, no compensa tanto acercamiento.
Pero estos políticos 5.0 no se rinden y patean las calles de su pueblo en busca de esa conexión con el alma de su gente, esa gente que no le ha interesado hasta ahora (a excepción de unos pocos) pero que en esta marcha hacia las próximas elecciones se convierte en compañeros, amigos, colegas, vecinos, conocidos del colegio o del insti.
Es en estos momentos cuando fluye la energía positiva, las ganas de hacer cosas (no confundir con trabajar). Reavivan esas ganas de contacto, esa conexión que han perdido a medida que han ido escalando posiciones en su carrera política unos y otros-otras sencillamente han estado apagados o fuera de cobertura durante casi 4 años porque ya eran otros-otras los que se encargaban del trabajo sucio.
Han convertido los procesos electorales en meras campañas publicitarias, pero sin producto real detrás, con sus eslóganes vacíos, sus frases pegadizas, repetitivas y simplonas, con el único objetivo de vender algo que no es precisamente el candidato más preparado, aquel que es capaz de ofrecer el mayor bienestar a la sociedad sino aquel que tiene mejor tirón mediático, no sin antes poner a su disposición los recursos económicos necesarios para ello y el apoyo de cuantos más grandes y mejores medios de comunicación mejor. Lo que se viene llamando una campaña de marketing de toda la vida.
Pero, ¿esto garantiza que los mejores serán los que gestionarán nuestro futuro? Ya lo decía A. Einstein, que es una locura hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados.
Paco Quiles Zaragoza, portavoz y candidato a la alcaldía de Defendamos Calpe.