Pere Vicalet lo tiene claro. No sigue modas. Ni hace música para todos los públicos. “Eso me llevaría a hacer arte pastelón”. Y nada de eso. Él prefiere el riesgo. “El arte debe estar junto al precipicio, puedes caer o no pero en ese momento piensas y creces”.
Con tan solo 29 años logró ser el Director más joven de la Joven Banda Sinfónica de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana. Además, es catedrático. Oposición que logro aprobar siendo también el más joven en conseguirlo de la Comunitat Valenciana. Ha ganado el Premio Joven Talento de la Comunitat Valenciana y así, un largo etcétera de logros le convierten en una de las jóvenes promesas españolas del ámbito tecnológico-musical.
Charlamos con él en una de las paradas a su pueblo natal, Gata de Gorgos. Ahora su “base de operaciones” está en Valencia, aunque es raro el fin de semana que no está en una u otra ciudad dirigiendo.
Vicalet no es músico. Es mucho más. Es un artista multidisciplinar que combina a la perfección sus tres facetas: dirección, composición y artista digital. Por eso, su crecimiento y reconocimiento público no tiene parangón.
Pero, ¿cómo empezó Vicalet? Se me ocurre que tanta pasión por la música tiene que venir de familia, pero me equivoco. “En mi casa no hay músicos. Cuando eres pequeño te apuntas a varias cosas y al final decides. Yo decidí la música”. Lo tenía claro pero no siempre querer es suficiente, también hay que tener talento y él lo tenía. Entró un año antes de lo habitual al Conservatorio de Música de Dénia. “Eso ya supuso un cambio para mi porque con 12 años me tuve que escolarizar en Dénia y cogía todos los días el tren para ir a estudiar”.
Pero el conservatorio no era el único toque musical de aquel Pere adolescente. Había otro tipo de música. La electrónica. El de Gata aprovechaba el rato que le dejaban salir de fiesta para pinchar en los bares y pubs del momento en su pueblo. “Ponía dos discos, controlaba las luces… Para mi eso era un mundo aparte”, me comenta.
Aunque, como en cualquier otra profesión o etapa de la vida, hay parones. Y el músico de Gata necesitó uno. Terminó el conservatorio y se dejó la música para irse a estudiar Ingeniería Industrial. Ese impasse le sirvió para coger aire y fuerza. “El primer año de carrera ya tenía claro que me lo quería dejar. Lo hice y me fui a estudiar Composición y Magisterio Musical”.
De DJ continuó un tiempo más. Fue DJ del Terra en Ondara y creó el programa de radio House Distorsion junto a Simon Mas en Activa FM. Con él, recorrió todos los pueblos de la zona.
Después vino el Erasmus a Budapest, un viaje en el que profundiza sobre la Composición Electroacústica o, lo que es lo mismo, componer a través de un altavoz.
¿Un concierto en el que el intérprete es un altavoz? Le pregunto. “Exacto. Ahí las posibilidades sonoras son muchísimas”. Lo explica con pasión, casi consigue que me parezca fácil lo que hace pero hay que tener talento para ello y Pere lo tiene.
Talento para crear el software All in one, que coordina la música, las luces y el vídeo mediante sensores en una discoteca. U otro, Colapse, una obra de música que es un programa informático que emite sonidos cotidianos. “Según la hora, el día y el momento en el que lo abres suena de una u otra forma”.
E ingenio, para hacer del mando de la Wii o la XBOX un sensor que, tras reprogramarlo, haga el sonido que él quiere. "Me iba a pinchar a las discotecas, conectaba el mando al ordenador y disparaba. Ahí empecé a mezclar los dos mundos, la acústica y la electrónica".
Pere Vicalet es un artista del presente, pero también del futuro. Siempre va un paso adelante. Crea sinergias de lo clásico y lo actual, fusiona sonido, vídeo y luces y consigue resultados sorprendentes para los más entendidos, mientras despierta la curiosidad del público general.
Como decía, es Catedrático de Artes Escénicas en la especialidad de Tecnología Musical por el Conservatorio Superior de Música de Valencia. Ahí, es ahora profesor de Sonología.
“Hacía 30 años que no salían oposiciones. Me presenté y aprobé. La curiosidad que he tenido siempre me ha ayudado mucho. Siete años antes había estado yendo de oyente a las clases de Armonía de Jazz, clases de la percepción musical entre cursos especializados y todo eso sumó”.
Ahora combina la docencia con sus tres facetas (dirección, composición y artista musical). “Pero, ¿cuál prefieres?” Y como si de sus tres hijas se tratase, no es capaz de elegir. Eso sí cada vez se centra en una porque “las tres a la vez no funcionan”. “No avanzo recto, voy yendo en espiral y eso me permite tener una visión mucho más amplia”.
Lo suyo es el riesgo. Eso me queda claro. Trabaja en un sector complicado. De hecho, muy pocos consiguen vivir únicamente de él. Tampoco es fácil el estilo de música que hace, algo totalmente distinto y menos conocido. Pero, pese a ello, a sus 34 años ya ha conseguido unos logros que muchos, jamás llegan a alcanzar.
Aunque para él, "el talento en la Dirección llega a los 80 años", así que si le hacemos caso, esto es solo el principio de Vicalet.
