La nacra es un molusco que lleva milenios en el mar Mediterráneo y, por tanto, en la Marina Alta. Se trata de una especie tan antigua que el filósofo Aristóteles ya hablaba de ella en torno al 343 a.C. en su libro «Historia de los animales». Sin embargo, en pleno 2024 la Pinna nobilis (su nombre científico) se encuentra en una situación crítica, lo que tiene repercusiones en el ecosistema.
La tragedia comienza en septiembre de 2016, cuando se detecta que ejemplares de nacra están muriendo en el sur de España (en Almería) o al este (en Mallorca), según relata José Rafael García March, director del proyecto Life Pinnarca, cuyo objetivo es la conservación del molusco.
A principios de 2017 se identificó que la causa era un protozoo parásito. «Afecta al sistema digestivo y tejido conjuntivo de las nacras; las deja muy débiles, no se puede alimentar bien y se mueren», explica el científico. García añade que, de hecho, estudios posteriores han demostrado que existen otras especies oportunistas (como microbacterias) que aprovechan la debilidad de las nacras enfermas para atacarlas también.
Una enfermedad imparable
La gravedad del problema reside en la capacidad del parásito de aniquilar a esta especie, ya que la mortandad es cercana al 100 %. «En 2018 se certificó la desaparición de las nacras en la Comunidad Valenciana; en la actualidad no se encuentra ningún ejemplar vivo», lamenta el biólogo.
Ningún equipo científico está tratando de erradicar el protozoo, puesto que, aunque se tuviera una forma de acabar con él, «no se puede fumigar el mar a escala masiva», dice García. El científico añade que el mar es un territorio en el que no existen barreras, lo que complicaría encontrar el parásito. «Si se eliminase de una zona, podría volver a través de la corriente», explica.
Aún quedan alrededor de 10.000 Pinna nobilis en el Delta del Ebro y unas 500 en el Mar Menor. Desde Life Pinnarca también poseen cuatro ejemplares en cautividad criados en Calp que rescataron el pasado noviembre en los colectores de la Reserva Marina del Cap de Sant Antoni.
En Europa, sobreviven tan solo en lagunas marinas costeras donde el parásito no puede entrar, como las de Italia (en concreto, Venecia), también en Grecia, o en la laguna de Thau de Francia.
¿Por qué es importante la nacra?
Las Pinna nobilis se caracterizan por ser el bivalvo más grande de Europa, presentando un tamaño de 75 centímetros de longitud, aunque en ocasiones puede alcanzar en torno a un metro. Habitan en fondos blandos en los que se encuentran rodeadas de praderas de algas y fanerógamas marinas (como Posidonia). En cuanto a la ubicación, suelen localizarse desde unos tres metros por debajo de la superficie hasta sesenta metros de profundidad. Además, pueden llegar a vivir entre quince y veinte años.
«En nuestros estudios hemos descubierto que un ejemplar de unos 30 centímetros, a 22ºC de temperatura, puede filtrar unos 1.500 litros de agua al día. Entonces sirven para limpiar el mar de partículas, son como bombas de filtración de agua», dice García, quien añade que la desaparición de la nacra acarrearía «consecuencias negativas» para el medio ambiente.
Además, la nacra es un material útil que en la Antigua Grecia supieron reconocer. En aquella época se empleaban los filamentos (los «pelos») de este molusco para crear ropas de lujo.
Por otra parte, también tiene potencial gastronómico. Comer este mejillón era una práctica habitual en la antigüedad, comenta el científico, y hoy en día este alimento continúa en la dieta de griegos y turcos.
¿Cómo hacer que sobrevivan?
Life Pinnarca se trata de un proyecto de la Unión Europea, con un consorcio que incluye a Italia, Francia, Grecia y España (en este último con sede en Calp). «El objetivo es luchar para evitar su extinción, para frenar el deterioro de la especie», expone el biólogo.
Una de las soluciones para salvar las nacras consiste en intentar conseguir que los ejemplares existentes sobrevivan trasladándolos a zonas seguras donde el parásito no haya llegado. La otra implica buscar Pinna nobilis resistentes a la enfermedad (aunque todavía no ha ocurrido) y producir un linaje que aguante ante el parásito.
La otra línea de actuación es recoger nacras juveniles que están en el mar mediante colectores -puesto que las larvas se desplazan- y criarlas en cautividad, como ocurre en la sede de Calp.
Concienciar a la población sobre el problema es una de las misiones de Life Pinnarca, ya que muchas personas no habrán oído hablar de este «viejo amigo» del Mediterráneo. Sin embargo, el científico ve una finalidad más allá con estas acciones: «que lo que estamos aprendiendo, sirva para para evitar o ayudar en problemas con otras especies en el futuro».