El viernes fue el último día de producción en la fábrica Bimbo El Verger. Ante las imponentes puertas de la planta, los empleados, y al final, una gran familia, se reunieron por última vez antes de despedirse. Abrazos, miradas de complicidad, algunas lágrimas y otras tantas sonrisas marcaron el encuentro.
Ante el emotivo adiós, José González, presidente del Comité de Empresa de los trabajadores, ha compartido con esta redacción sus impresiones sobre el difícil momento, los últimos días en la fábrica y los pasos que van a dar la mayoría de ellos fuera de ella. «Nuestra despedida fue agridulce, marcada por los lazos que hemos forjado y las incertidumbres que enfrentamos».
A pesar de los obstáculos que han tenido que sortear desde que se anunciara el cierre en enero de este año, González destacó el esfuerzo conjunto de los trabajadores: «Hemos luchado unidos durante todo este tiempo con nuestros altos y bajos. Las salidas, finalmente, han sido mucho mejores de lo que en principio nos planteó la empresa. Se ha conseguido una salida digna en casi todos los frentes».
El momento fue duro, pero «todos estaban deseando ya que pasara. La producción iba a menos, teníamos mucho tiempo para pensar, darle vueltas a la cabeza... El final estaba ahí, debía llegar, y ahora emprendemos un nuevo futuro, pero no es fácil», admite González.
Casi 100 personas han pasado, en menos de tres meses, de tener un marco laboral claro, muchas con puestos fijos, a verse en la tesitura de comenzar de nuevo. A partir de ahora, y hasta el 30 de abril, en la planta del Verger quedarán tan solo seis personas: «Tres en logística, para ir sacando el producto almacenado, y tres de mantenimiento, para el control de la electricidad e ir desconectando máquinas». Al grueso de los trabajadores los liquidarán el próximo 31 de marzo, aunque ya no vayan a trabajar desde el pasado viernes.
Para algunos, el camino está claro hacia la jubilación. «Once personas nos retiramos con un plan de rentas», ha explicado González. Otras 22 personas, las que han optado por esta opción, serán trasladados a diferentes ubicaciones, 14 a Paterna, cinco a Gran Canaria, dos a Puente Genil y una a Santa Perpètua. «Y hay 20 personas más que ya habían optado por el despido porque han encontrado trabajo antes».
Aunque una parte importante de la plantilla quedan pendientes del plan de reindustrialización. «Si emprendiesen una nueva actividad en las instalaciones, y se volviese a producir, en el plan de reindustrialización han quedado 48 personas, 21 mujeres y 27 hombres, con edades entre los 23 y 51 años», concreta.
La mayoría de ellos son del Verger, Pego, Dénia, Ondara y Pedreguer, por lo que la empresa de recolocación al cargo deberá ayudarles a hacer su currículum, formalizarlo, enviarlo y ver las posibilidades de reinserción en industrias de la zona. Aunque, como apunta González, el plan «es más bien por si Bimbo vende las instalaciones a otra empresa, esa segunda debería tener como prioritarias a las personas incluidas en el plan, sin discriminar a nadie».
Además, asegura, mantienen contacto directo con la Conselleria de Industria y el Ayuntamiento del Verger, «para que no se olvide que hay todavía muchas personas con preparación en procesos industriales y que no tienen trabajo. Se les debe tener en cuenta tanto por su formación como por su procedencia porque quedan en paro por las circunstancias».
Según ha detallado el Comité de Empresa, podría ser que haya contacto con varias empresas que podrían estar interesadas, «aunque no ha trascendido ni el nombre ni lo avanzados que están los contactos, pero Bimbo quiere vender las instalaciones y está en ello».
Ahora ya no les queda más que mirar al futuro y emprender otro camino diferente al que pensaban. Pero con la satisfacción de haber luchado por lo que debía, con el apoyo de toda la comunidad cercana. Concretamente, José González, ha querido agradecer el respaldo incondicional de sus compañeros en cada decisión tomada desde el Comité. «Me llevo la satisfacción de que hemos luchado todo lo que hemos podido y hemos dejado a los compañeros dentro de las mejores condiciones posibles, aunque no sea una situación buena ni deseable para nadie. Los trabajadores no tenemos más que estar unidos en todo momento», concluye.
