Es esa época del año. En la que la luz del día empieza a alargar las jornadas y la gente, como tantas otras cosas, despierta de su letargo dejando atrás el frío del invierno.
La primavera lo alegra todo y a todos. Y aquí, en la Marina Alta, la naturaleza explota en un derroche de colores y aromas que hacen de ella un destino mágico para deleitarse.
Cualquiera de los treinta y tres pueblos que la componen es el lugar ideal para disfrutarla. En la costa reciben la alegre estación con sus playas bañadas por el sol. En el interior, los campos y los huertos llenos de vida invitan a pasear todos sus rincones.
Durante los meses de marzo, abril y mayo, se llena de flores y plantas que despiertan con más ganas de vivir que nunca. Los campos y las montañas se visten de verde. Los árboles comienzan a florecer y crean un espectáculo visual que no deja indiferente a nadie.
Un bello paraíso para despertar los sentidos.