OPINIÓN | Luisina Daives, psicóloga de AMADEM
El pasado 13 de enero se conmemoró el Día Mundial de Lucha contra la Depresión, un trastorno que determina tasas muy altas de mortalidad a nivel mundial. Ataca a personas de todas las edades, sin embargo, son los adolescentes y personas adultas mayores los grupos más afectados. La depresión es un trastorno mental que afecta a 2.5 millones de personas en España y que se puede tratar.
Es por ello que el objetivo de la conmemoración de este día es la de sensibilizar, orientar y prevenir a la población sobre esta enfermedad. A pesar de que no se conocen las causas exactas que provocan la depresión, existen diversos factores que contribuyen a la aparición de este trastorno, siendo la interacción entre factores sociales, psicológicos y biológicos los principales causantes de esta enfermedad. Los genes que heredamos y que son influenciados por las experiencias que tenemos en nuestra vida, pueden predisponernos a padecer depresión.
Entre los principales signos que caracterizan a la depresión estará la tristeza permanente, pérdida de interés o placer en las actividades de la vida cotidiana, aislamiento, trastornos del sueño y del apetito, falta de concentración y sensación de cansancio. Es muy necesario la intervención especializada para un diagnóstico y un tratamiento adecuado.
Seamos conscientes de que la depresión lidera las causas de discapacidad, y que su consecuencia más grave es el suicidio. Uno de los objetivos a nivel mundial es derribar los mitos y tabús que hay entorno a los trastornos de salud mental, puesto que las personas que los sufren son frecuentemente estigmatizadas y discriminadas, lo que afecta negativamente a su recuperación.
La depresión no es sinónimo de fragilidad ni de falta de voluntad, la depresión es un trastorno como cualquier otro, con sus especificidades y particularidades, que requerirá atención especializada.