El mundo de la fotografía está lleno de nombres conocidos, pero pocos han ganado tanto respeto y reconocimiento como Pablo García. Con una visión única, impulsada por una pasión constante y una sinceridad auténtica, ha logrado forjar su propio camino en un entorno repleto de talento.
Desde sus comienzos en Dénia, donde se dedicaba a fotografiar a sus amigos mientras practicaban BMX, hasta colaborar con artistas de renombre como Ana Mena, Clara Galle, Julio Peña, Pol Granch, Nathy Peluso, entre otros, ha recorrido un camino lleno de esfuerzo, pasión y dedicación.
«Muchos trabajos me llegan a través del boca a boca. Por ejemplo, le escribí a Nathy diciéndole ‘me mola tu rollo, ¿hacemos fotos?’», comenta sobre cómo ha conseguido algunas de sus oportunidades. Y es que, la espontaneidad y la sinceridad han sido siempre sus aliadas.
La figura de su madre, Lola, ha marcado profundamente su vida. Aunque ella falleció cuando él tenía apenas 12 años, la huella de su partida nunca lo ha dejado. Hace algunos años, Pablo decidió crear un cortometraje en homenaje a ella, una forma de sanar una herida. «Es un ejercicio terapéutico. Necesito soltar esto, necesito decir ‘vale, ya está’. Creo que nuestras generaciones están cambiando en cuanto a la salud mental», reflexiona. Para él, este proyecto es una forma de entender el dolor, de encontrar espacio para lo que a veces no se puede decir con palabras.
Aunque su vida lo ha llevado a otros lugares, Dénia, su ciudad natal, siempre estará en su corazón. «Cuando vives aquí no te das cuenta de lo que tienes, pero es un paraíso», comenta con nostalgia. A pesar de haber vivido en ciudades como Barcelona y Londres, y estar ahora en Madrid, siempre regresa. «Ahora, por ejemplo, vengo a Dénia con el director y la productora de Lola —para la cual hemos conseguido un buen presupuesto— y disfruto mostrándoles lo que tenemos. Me enorgullece». Esta ciudad le sigue brindando inspiración y le recuerda la belleza de lo simple.
En el mundo de la fotografía, Pablo cree que lo esencial es la luz. «Con la luz, puedes hacer maravillas», afirma, mientras se dedica a estudiar a las personas que fotografía. Se adentra en sus mundos, investigando cómo son iluminados en otras sesiones, buscando detalles que marquen la diferencia.
«Mi trabajo es algo muy sensible, una mezcla de momentos e improvisación… A veces no soy consciente de lo que hago hasta que me lo comentan», dice, destacando la naturaleza efímera de su arte. Pero, lejos de la búsqueda de la perfección técnica, lo que define su trabajo es la autenticidad. No necesita un gran estudio para crear algo impactante. Ha demostrado que es posible hacer magia desde su casa en Madrid, usando sencillos flexos de Ikea y un tendedero de ropa como herramientas para sus composiciones. «No hace falta tener un gran estudio para hacer cosas buenas. Lo puedes hacer en tu casa», asegura con convicción. De hecho, en Madrid, la mayoría de fotógrafos trabajan desde casa, como él.
La perseverancia ha sido clave en su carrera. «Me buscaba la vida haciendo fotos a todo el mundo», comenta, recordando sus comienzos. Hace poco, rodó un documental en Granada titulado Geografías de un Conflicto con una cámara Super8 y una de 16mm. «Ha sido una gran experiencia», dice sobre el proyecto, una muestra más de su versatilidad y su interés por explorar nuevos caminos creativos.
Una de las lecciones más valiosas que ha aprendido a lo largo de su carrera es a ver a las figuras públicas como lo que realmente son: personas. «Nos pensamos que nos van a mirar por encima del hombro y no es así. Son personas igual que nosotros», reflexiona sobre su experiencia trabajando con famosos. Pablo García destaca que, en su experiencia, las figuras del entretenimiento suelen ser más accesibles y amables de lo que a menudo se les representa en los medios.
A medida que su carrera avanza, Pablo ha ampliado sus horizontes creativos. Ya no es solo fotógrafo o videógrafo, sino que ha dado el paso a convertirse en director de fotografía, abriendo nuevas puertas a proyectos emocionantes. Sin embargo, su mensaje sigue siendo el mismo y más relevante que nunca: «Si lo que quieres es dedicarte a la fotografía, hazlo. Búscate la vida haciendo fotos a todo el mundo».
Con una carrera tan variada y exitosa, Pablo sigue siendo una persona sencilla. Al final, lo que más lo define no es su éxito, sino su capacidad de seguir buscando la luz en un mundo que a veces necesita un poco más de ella.
Para conocer más sobre su versátil trabajo, podéis visitar su portfolio, así como seguirlo en su Instagram personal y en el perfil dedicado al cortometraje Lola.