Cuatro costillas y la clavícula rotas, una importante fisura en la pelvis, seis días en el hospital y dos meses de baja. Este es el caso de Ramón Mut Portolés, ciclista y vecino de Ondara, que hace unos meses tuvo un mal encuentro con una manada de jabalíes mientras realizaba su ruta en bicicleta entre Orba y Benidoleig.
No era la primera vez que los cruzaba, vivos o muertos, pero el día del accidente los tocó bien de cerca. Eran las siete de la mañana y de regreso a casa, a unos 40 km/h con la bici en una curva, salieron de detrás de un vehículo que pasaba en sentido contrario. Lo último que recuerda Ramón antes de su caída es ver la característica punta del lomo de un jabalí.
A raíz de su experiencia, el ciclista ha podido trazar un mapa de lugares que evitar para no encontrarlos. Y es en este punto donde se presenta el problema. «Donde menos he escuchado que suelen encontrarse es en las montañas, por Castells, Tárbena, Ebo, que es el medio donde deberían vivir. Sin embargo, las historias de encuentros con jabalíes en Dénia, Xàbia, Els Poblets, Ondara o la Rectoría son frecuentes», asegura.
Por desgracia, este es solo uno de los graves accidentes registrados en la Marina Alta por culpa de la superpoblación de la especie a la que se enfrenta.
¿Por qué se ha instalado el jabalí en la Marina Alta?
El jabalí (Sus scrofa) es una especie muy adaptable, con alto nivel de reproducción, mínimo dos camadas al año, de entre 6 y 8 crías, y es omnívoro, por lo que puede comer desde caracoles hasta huevos, además de frutas y verduras.
Carecen de depredadores en la comarca, siendo el ser humano uno de ellos desde hace mucho tiempo y al que ya le han perdido el miedo. Aquello que antiguamente representaba una amenaza para ellos ahora no lo es. Aunque la causa de su establecimiento en la zona no solo atiende a razones naturales.
Agustí Espí, licenciado en Ciencias Ambientales y técnico de la Xarxa Agrícola de la Marina Alta en CREAMA i Pacte’MA, asegura que otro problema que agrava la superpoblación de la especie es la pérdida y abandono del campo. «Los animales se refugian en los bancales y no les hace falta volver a las montañas», observa y afirma que ya se han establecido en las zonas periurbanas y que «ahí están a gusto».
Espí y los agricultores con los que trabaja conocen bien a este animal. «Los labradores recurren a la orina de lobo, al pelo humano, al cebo o las luces con sensores para ahuyentarlo, pero lo que mejor funciona es el hilo pastor y, sobre todo, el vallado». Esta última es una de las soluciones más caras y costosas para las personas que trabajan la tierra y apenas sacan beneficios para costear todos los destrozos que provocan: campos totalmente hurgados, gomas para regar arrancadas y frutas y verduras mordidas. Una ruina.
¿Es posible combatirlos?
«Desde hace dos décadas ya se detecta una gran presencia de jabalíes en la comarca», explica el experto. El problema ahora se torna más acuciante, es mucho tiempo aguantando las consecuencias de su establecimiento cada vez más cerca de los núcleos urbanos. Para los técnicos medioambientales como Espí, el reto principal es el control de la plaga. Con los medios que disponen ahora mismo «es complicado». Por cuestiones de seguridad no se puede cazar en zonas periurbanas y el sistema de trampas «no está siendo cómodo ni suficientemente efectivo para los agricultores».
Aquí entra en juego la figura del cazador como una de las posibles soluciones más efectivas, ya que la reubicación del animal una vez capturado no se contempla, «porque volverían», apunta Espí. Pero aquello que realmente podría ayudar a controlar el problema va más allá de los medios que puedan tener Ayuntamientos y particulares.
«La superpoblación debe pasar por un control antrópico del jabalí», explica el técnico. Por este motivo, Espí considera que una mayor flexibilización en los permisos para las batidas y que el papeleo para acceder al sistema de jaulas no fuese tan engorroso, sería una buena combinación. «Y una mayor implicación por parte de las administraciones públicas. Que sea Conselleria la que los controle directamente, con más medios y recursos», exige.
Esta fue precisamente una de las conclusiones a las que llegó la Xarxa de Alcaldes de la Marina Alta en su última reunión convocada para tratar la problemática con los jabalíes. Y donde se hizo visible una reclamación constante tanto de agricultores que implementan el sistema de jaulas como de los cazadores que organizan batidas. ¿Qué hacer después con ellos?
La legislación establece que el sacrificio debe ser el siguiente paso tras la captura. Y de nuevo nos encontramos con el problema de hacer frente a los costes para llevarlo a cabo. Por este motivo, se hace necesaria la figura, como ya dedujeron los alcaldes de la comarca, de una entidad o empresa que gestione, de principio a fin, a la población de jabalíes en la Marina Alta. «Podría ser una muy buena solución. Conselleria podría ofrecer paquetes económicos para licitar una empresa que se encargara de la gestión del jabalí, ya desde un punto de vista superregulado. Al menos podría aligerar el problema», reconoce el experto.
Por el momento, lo que ha renovado la Conselleria de Medio Ambiente, Agua, Infraestructuras y Territorio es el proyecto de orden para regular la caza y el control de la especie en toda la Comunitat Valenciana, sustituyendo el de 2021. El documento se encuentra ahora en fase de información pública, pero el director general de Medio Natural y Animal, Raúl Mérida, adelantó que esta orden solventaba «algunos aspectos que no resultaban prácticos en su aplicación y otras medidas que no venían contempladas ni regladas».
Hasta que sea definitiva la actualización y resulte satisfactoria para la comarca, los Ayuntamientos de la Marina Alta tienen deberes. Elaborar un estudio a nivel comarcal sobre la población real de jabalíes que permita implementar acciones complementarias para disminuir la población de la especie. Y, además, seguir presionando a la Conselleria para lograr más implicación y, ya sean ciclistas como Ramón, conductores, transeúntes o agricultores, no teman por su vida y sus tierras cada día que pasa.
La verdadera plaga que hay en nuestras carreteras son los conductores de coches que se creen que tienen mas derecho de estar en la carretera que los ciclistas.
They should cul the cyclists, they are more of a nuisance than the boar! Hogging the roads worse than the hogs!
Toda la razón. Los ciclistas se han transformado en la mayor plaga de nuestras carreteras.
Con los campos vallados, el jabalí tiene que ir por los caminos. Si me vallo mi terreno, significa que más presión soportará el que no lo esté. Y así, poco a poco… los iremos teniendo compartiendo espacio con nosotros, como los zorros, halcones, serpientes…. O integramos ciudad con el campo, o el campo se integrará en la ciudad.
En Grau hay una empresa que manufactura embutido de jabali. Porque no en Denia ? Trabajo no estacional y aprovechamiento
Buenas idea.
Sabía que hasta que no pasara nada ….y aún así «reticentes». Escuche nos!!!! Los tenemos en las urbanizaciones de las Marinas. Que hartazgo de políticos que «no se mueven»al ritmo de lo que ocurre !!Disfruten en Fitur!!
Es lo que hay, cuando se reproducen sin deprededor no ha y otra solucion que exterminar 70% de la poblacion de jabalies prontro la cabras igual