La variante de la CV-728 a su paso por el Ràfol d’Almúnia sigue dando de que hablar. La pasada semana, la Diputación de Alicante señaló a través de un comunicado de prensa que el «ambicioso proyecto, concluido hace unos meses» conseguía reducir significativamente el tránsito de vehículos por el interior del casco urbano de la localidad. Algo que es cierto, la desviación ha solventado el gran problema. Sin embargo, lejos de dar el proyecto por concluido, los vecinos y vecinas del Ràfol viven con la certeza de que quedan cosas por hacer.
El proyecto colosal de la Diputación que trae de cabeza a la Rectoria desde hace 3 años
Los trabajos mencionados, que pertenecen a la primera fase del proyecto y que han afectado tanto a la CV-728 como a la CV-729, han incluido la ejecución de una variante, según explica Diputación, en el límite noreste del suelo urbano del municipio. De este modo, se elimina «el carácter actual de travesía y, en consecuencia, reduce los niveles de contaminación acústica y ambiental y mejora la funcionalidad, la seguridad vial y la calidad de vida de los vecinos de la localidad», asegura el comunicado del área de Urbanismo de la Diputación.
En cuanto a los aspectos técnicos, la Diputación destaca que el tramo de la CV-728 en variante conecta con el camino de Segària mediante una glorieta de 46 metros de diámetro exterior y continúa hasta la intersección con la CV-729, que se resuelve también con una glorieta de 55 metros de diámetro exterior.
En este sentido, Urbanismo provincial ha explicado que «con esta actuación ponemos fin a un problema histórico que existía en el municipio, ya que, hasta ahora, todos los vehículos que circulaban desde o hacia Pego, incluidos los pesados, tenían que hacerlo por el interior del casco urbano». La Diputación ha invertido más de 1.500.000 millones de euros en la actuación, aunque inicialmente estaba prevista en 1.098.983,06 euros.
«Aunque lo den por acabado, no está finalizado. Tiene muchas deficiencias, sobre todo en las terminaciones y con el curso del agua, en cómo han canalizado las aguas. La obra no estaba bien planeada desde primera hora», asegura Estefanía Rovira, alcaldesa del Ràfol d’Almúnia a LaMarinaAlta.com. Además de que las obras han estado en marcha desde febrero de 2022, con las consecuentes molestias que ocasionan para el día a día de los vecinos, la localidad más afectada sigue sufriendo los estragos provocados por la primera fase del proyecto.
«Se inundan muchos bancales, parecen piscinas cuando llueve. La rotonda de abajo no llega a drenar bien el agua, por lo que también se suele inundar», cuenta Rovira, o que hay desprendimientos de peñascos que caen a la nueva carretera entre rotondas cada vez que llueve o hace viento. En este sentido, los vecinos tienen la sensación, y así lo han comprobado, que las obras no están bien planteadas, ni mucho menos finalizadas «como toca».
Por otra parte, la alcaldesa también destaca que, a pesar de las molestias que provoca, siempre han recibido la atención de la Diputación en cuanto a las quejas y posibles soluciones. «Hablé con Arturo Poquet, diputado del área de Urbanismo, para comunicarle todas las deficiencias. Antes de Navidad vinieron los técnicos de la Diputación y tomaron nota de todo. Todavía no sabemos nada más, pero supongo que llevará tiempo estudiar la situación y plantear la solución a todo», explica Rovira.
El Ayuntamiento del Ràfol ha actuado siempre de intermediario entre los vecinos afectados, como los de los bancales anegados, y la entidad provincial. «Aportamos fotos de todo y dimos algunas ideas para solucionar los problemas, pero nosotros no somos técnicos ni tenemos las competencias para actuar, porque es competencia de Diputación».
La alcaldesa admite que sí, se ha puesto solución al «problema histórico» del excesivo tráfico de vehículos por dentro del Ràfol d’Almúnia, pero con ello han surgido otros problemas para los que esperan recibir soluciones satisfactorias pronto.