En Benitatxell, dos mujeres ofrecen su perspectiva sobre cómo ha cambiado la vida de las mujeres en la Marina Alta en los últimos 90 años. Gema Fontes, farmacéutica jubilada nacida en 1943, y Josefa Llobell, Pepica, nacida en 1933, comparten sus experiencias sobre trabajo, educación y los cambios sociales que marcaron sus vidas.
El trabajo como base de la independencia
Gema Fontes encontró en la farmacia una profesión que le proporcionó independencia económica. A pesar de llegar a Benitatxell sin hablar valencià, logró integrarse, comprar su propia farmacia y establecerse en el lugar. «Me compré mi coche, empecé a salir, y me quedé aquí». Su historia refleja el acceso de las mujeres al mundo laboral en su época.
Pepica, en cambio, trabajó en distintos oficios, desde bordar hasta hacer sombreros y bolsas de plástico. Su testimonio refleja la realidad de muchas mujeres de su generación, que trabajaban para mantener a sus familias sin lograr la autonomía que Gema alcanzó más tarde.
Las restricciones de antes y la libertad de hoy
Las diferencias entre ambas generaciones se hacen evidentes cuando se habla de las limitaciones impuestas a las mujeres. Pepica: «Tenía mis dineros y, con lo que ganaba haciendo sombreros, nos las apañábamos en casa». Estas limitaciones no eran solo económicas, sino también sociales. Relata cómo su madre imponía estrictos horarios para salir y cómo la vigilancia sobre las jóvenes era constante.
Gema, por su parte, se sorprende al reflexionar sobre la libertad de las relaciones sentimentales actuales. Mientras que en su juventud las relaciones eran más estables, hoy observa cómo las jóvenes tienen mayor capacidad de decidir con quién estar y cuándo romper una relación. «Hoy estás con él, incluso te vas a vivir con él, y cuando has estado dos meses viviendo te parece que no es lo que quieres y lo dejas. Ese sí que ha sido un cambio radical».
El peso de la tradición y la iglesia
Pepica rememora las estrictas tradiciones impuestas por la iglesia, como el uso de manguitos y el luto. «Cuando íbamos a la iglesia nos poníamos manguitos… y cuando moría algún familiar, nos vestíamos todos de negro». Hoy, esas costumbres han quedado atrás, permitiendo a las nuevas generaciones expresarse con más libertad.
Consejos para las nuevas generaciones
A pesar de sus diferencias, tanto Gema como Pepica coinciden en que hoy las mujeres tienen mayores oportunidades y libertades. Gema anima a las jóvenes a seguir profesiones como la farmacia o la medicina y les recuerda la importancia de la responsabilidad y la independencia.
Pepica, en cambio, adopta una postura más distante: «No sé qué consejo darles, porque creo que ellas mismas hacen todo lo que quieren».
Dos miradas, un mismo camino
Las historias de Gema y Pepica reflejan la transformación de la vida de las mujeres en la Marina Alta. Aunque las épocas son diferentes, ambas coinciden en que la vida de las mujeres ha mejorado, pero cada generación enfrenta sus propios desafíos en la lucha por la igualdad.