De llenar la Sala Apolo de Barcelona a tener que quedarse en casa en el momento más importante de su carrera, y todo, en menos de dos meses de diferencia. Así cambió radicalmente la vida del pegolí Carles Caselles cuando empezó el confinamiento en marzo de 2020.
Pero, ¿por qué Carles, vocalista de Smoking Souls, uno de los grupos de rock en valencià con más éxito de la industria musical, se ve obligado a dar ese cambio tan brusco en su vida?
Pongámonos en antecedentes. En noviembre de 2019 Smoking Souls sacó su cuarto disco Translúcid, tenían más de 60 conciertos cerrados durante 2020, habían invertido mucho tiempo y prácticamente todos su dinero en el disco y la gira cuando, como ya todos conocemos, el país se paralizó y con él, todo el proyecto de la banda de Pego. “Fue durísimo, de repente tienes que parar y arreglártelas como puedas”, explica Carles.
Mi vida es la música, no tenía otro plan B
“Yo solo tengo la música para vivir y si eso se acaba, me toca buscarme la vida como sea, como tuve que hacer en abril del año pasado yéndome al campo a trabajar”, me comenta con total sinceridad y humildad, Carles.
Humildad, esa sería la cualidad que más brilla por su ausencia entre los artistas cuando llegan a la cima del éxito, de la que mucho presumen y tanto carecen. Pero Carles, quiere hablar de ello, quizás en un propio ejercicio de autocrítica. “Los artistas somos demasiado egocéntricos. Cuando tú estás en la ola, todo es genial porque todo el mundo te hace caso y te dice lo bueno que eres, pero eso, como todo en la vida, no dura para siempre”. Y aunque reconoce que ha intentado tener los pies en el suelo, “cuando llenas salas con diez mil personas, te llegas a creer que la vida es así e inevitablemente te trastorna”.
Pero la vida no era así y cuando llegó la pandemia, quiso dejar completamente la música como forma de autoprotección. “Era como cuando lo dejas con una pareja que te ha hecho daño y no quieres saber nada de ella”, con esa intensidad vive él la música. Pero como también ocurre en las relaciones personales, cuando sueltas, es cuando empiezan a venir cosas nuevas. “Y así fue, empecé a tocar por gusto -reconoce que nunca lo había hecho antes, siempre tocaba para crear- y cuando me di cuenta tenía 60 estrofas de estribillos guardados en el móvil”.
«La música ha sido mi salvavidas»
Y de todo ese proceso de autoconocimiento y autocrítica nace su carrera en solitario. “Una vez más la música me ha salvado la vida, me ha llenado el tiempo, me ha llenado de trabajo y me ha hecho sentir útil”. Pero los fans de Smoking Souls pueden estar tranquilos porque sigue en el grupo. «Smoking me ha dado todo lo que tengo, lo valoro mucho y voy a compaginar ambos proyectos».
Ahora sí, ¡hablemos de música! ¿Qué es l’Afluent? “L’Afluent es un EP que no tiene nada que ver con lo que es Smoking Souls, quizás la guitarra eléctrica de La Bellesa del Risc recuerde un poco pero el resto es muy distinto”, nos explica Carles entusiasmado. El tono de la conversación cambia en cuanto hablamos de su pasión.
Son canciones temporales, que cuentan lo que ha sucedido este último año, letras y melodías con mucha poesía. Ni amor, ni estribillos pegadizos ni prisa por sacar música nueva todos los meses. L’Afluent es disfrutar de la música sin prisa.
Y aquí llega la crítica a la industria musical porque a Carles no le gusta lo que él denomina el fast food musical. “¿Quién se acuerda de la canción anterior de Rosalia o de Bad Bunny? Los top de la música sacan singles constantemente y marcan un ritmo en la industria que hace que se produzcan canciones sin alma”.
La música debe ser una herramienta de cambio
«La música hoy en día está hecha para no pensar, es puro entretenimiento”, explica Carles. Pero su visión es completamente distinta: “Yo no la veo como un hobby sino como una necesidad. Debe ser una herramienta de cambio pero si te fijas ahora toda la música suena igual y habla de lo mismo. Eso dice mucho del nivel de estancamiento que tenemos”.
Carles es un artista que ya no depende del aplauso externo para sentirse bien consigo mismo, se aleja del ritmo frenético de la industria y disfruta con valentía de la bellesa del risc, esperando cosechar frutos a su debido tiempo.
Nació Pego, la cuna de la música en valencià en la Marina Alta, y aquí en su ciudad natal descubrió que podía tener un mejor plan B: su carrera en solitario.
