Halloween ha llegado a la Marina Alta para quedarse. La fiesta anglosajona se ha adueñado del calendario de otoño desde ya hace años, llenando las calles de nuestros pueblos de zombis, vampiros, hombres lobos y demás monstruos. Pero vale la pena recordar que antes de todos estos seres con acentos extranjeros, en nuestras calles y montes campaban a sus anchas criaturas que hemos olvidado y aterrorizaban en las noches a vecinos y vecinas de la comarca.
Muchos municipios de la Marina Alta están intentando acercar la celebración de Halloween a la tradición valenciana, aunque erróneamente muchos de ellos han decidido referirse a ella como la Nit de les Ànimes o Festa de les Ànimes. Esta celebración se llevaba a cabo durante la noche siguiente al Dia de Tots Sants. Es decir, del 1 al 2 de noviembre, y no el 31, que es la fecha tradicional de Halloween.
Sea como fuere, el objetivo es volver a las raíces, ¿y qué mejor manera de hacerlo que recordando aquello que aterrorizaba a nuestros antepasados? A continuación, hacemos un repaso de los monstruos que protagonizaban las pesadillas de los vecinos y vecinas de la Marina Alta gracias a distintas conversaciones con nuestros mayores y apoyados por la recomendable Guia inacabada de la fantasia valenciana, de Joan Borja, Francesc Gisbert y Víctor Labrado. Pero estos seres de los que hablamos no son solo valencianos, sino nuestros, de esta comarca.
Hombre del Saco
Seguramente sea el más famoso e internacional de la lista. Todavía sigue vivo a día de hoy, aunque ya no atemoriza tanto a las nuevas generaciones.
De esta figura misteriosa se contaba que llegaba a los pueblos de la Marina Alta de no se sabía muy bien dónde. Tenía una apariencia dejada y de carácter introvertido. En definitiva, muy sospechoso. Pero lo que más llamaba la atención era su saco que siempre llevaba con él, en ocasiones abultado, en el cual se percibía algún movimiento e incluso salía algún que otro lloro desde su interior.
Sobre él advertían a los niños y niñas de nuestros municipios, pero también a aquellos cuyos padres decían que no habían crecido lo suficiente.
Mare dels Peixos
Nuestro Monstruo del Lago Ness, pero más bien el monstruo de la Granadella. Es una criatura que sacaba de quicio a los pescadores de Xàbia. Un pez con forma de serpiente, pero de tres cabezas y dos colas, y más grande que un hombre.
Aunque su aspecto obviamente causaba pavor, se dice que su carácter era más bien simpático aunque molesto, pues continuamente se enredaba en las redes de los pescadores y entablaba conversaciones con estos para que le cortaran las colas y las cabezas, devolviéndola al mar para que le volvieran a crecer nuevas.
Más que un ser maligno, se refieren a ella como un ser protector. Se dio a conocer gracias a la rondalla homónima de Enric Valor, donde describe el encontronazo de esta criatura con un pescador de la Granadella.
Si te has quedado con ganas de saber más de ella, te lo contamos todo aquí: Mare dels Peixos.
Bubota
Nuestros fantasmas, a medio camino entre los espíritus y los demonios. Son muy mal intencionados, pues rondan a los vivos con no muy buenas intenciones.
Puede que por este nombre no suene, pues recibe distintos dependiendo del pueblo. En Xàbia, Xaló y Sagra se le conoce como buberota o bumberotes; bumberota o bumberoto si estás en Teulada o Alcalalí; y marmota en Parcent y Castell de Castells.
Aunque no hay muchos historias de apariciones de éstas, sí se conoce que era habitual disfrazarse de ellas para asustar a los más pequeños. Para ello se vaciaba una calabaza, usando el interior para hacer buñuelos, y se abrían orificios de ojos y boca, exactamente como las de Halloween. Tras esto, se cubría se añadía una vela en su interior y se cubría todo con una sábana, siendo portadas por los mayores de los pueblos para perseguir a los niños.
La Joanaina
Hablando de bubotas, la más conocida de la comarca se encuentra en Teulada y tiene nombre propio: Joanaina. Se dice que aparece durante la Nit de Sant Joan en los alrededores de la fuente de la Jana.
Si esa noche paseas por la zona, puede que notes un peso en la espalda. Es la Joanaina que tiene la manía de engancharse a los despistados que se acercan y, aunque no se deja ver, la sienten sobre ellos. Pero no lo pondrá fácil, tienes que llegar con ese peso, que aumentará conforme avances, a la iglesia Santa Caterina, en el centro del pueblo, para que se disipe, y además te dejará formular un deseo.
Aunque suene terrorífico, dicen que su aspecto es más amable de lo que uno pueda imaginar. Se refieren a ella como una mujer bella, misteriosa y seductora. De hecho, ahí está la principal tortura. Mientras se camina con ella a la espalda, te tienta constantemente para que mires hacia atrás, susurrándote al oído. De este modo, si uno se gira, perdería el deseo prometido.
La Reina Mora
La Reina Mora es un personaje mítico muy ligado a distintas poblaciones de la Marina Alta. En Calp tenemos los Baños de la Reina, construidos por su amado para que ella pudiera bañarse tranquila cada noche. Con la conquista cristiana prefirió adentrarse desde ahí en el mar para no regresar.
En el Clot de la Reina de Xàbia, las leyendas afirman que una mujer encantada de gran belleza se deja ver algunas noches, a la que llaman la Reina Mora. ¿Será la misma?
En Teulada-Moraira también se han visto encantadas en distintos parajes dándose baños, como en el Clot de la Reina o la cala de l’Andragó. Se dice que podría tratarse igualmente de la Reina Mora. La misma que, según cuentan las leyendas, prefirió lanzarse por el barranco del Cavall Verd durante la conquista cristiana antes que dejarse capturar por los ocupantes.
Lo más llamativo es que hay registros reales de su aparición en 1897 en l’Alcúdia, pero en forma de piedra y se le dio un nombre que ha transcendido tanto como para hacernos olvidar que realmente se trata de la Reina Mora: la Dama d’Elx. Si quieres saber más de esta historia te la contamos toda aquí.
Saginer
Como un Hombre del Saco, pero más vil, el Saginer recorría los pueblos con un enorme saco en el que metía a los niños y niñas despistados que iba encontrando a su paso. No se sabe muy bien qué hace con ellos, pero su oficio (en castellano se le conoce como el sacamantecas) augura lo peor.
Se dice que al ser la manteca tan valiosa durante la época hubo personas que intentaron extraerla de humanos, concretamente de niños. Y a ellos se les asustaba hablándoles del saginer. De hecho, incluso se han encontrado registros de procesos inquisitoriales de casos de saginers.