El Poble Nou de Benitatxell, localidad conocida por su riqueza natural y cultural, participará este año en Fitur, la segunda feria de turismo más importante del mundo. Estará presente del jueves 23 al sábado 25 de enero con una propuesta centrada en la sostenibilidad y un turismo respetuoso con el entorno, las tradiciones, la naturaleza y la lengua valenciana.
El proyecto estrella que presentará el municipio será «Turismo para respirar». Este innovador programa, que se desvelará el viernes 24 a las 11:15 horas en la sala de prensa ‘Municipios Costa Blanca’, ofrece una experiencia única: cinco meditaciones guiadas en parajes icónicos de la localidad. Los lugares seleccionados incluyen el mirador del Portalet, la cala del Moraig, el Morro Roabit, el parque de Les Fonts y los Pous de l’Abiar.
En cada uno de estos enclaves se han instalado peanas con un código QR que dirige a los visitantes a la página web turismeperarespirar.com, donde podrán acceder a información detallada de cada ubicación y escuchar una meditación diseñada específicamente para ese lugar. Estas sesiones están disponibles en valenciano y castellano, tanto en la página web como en plataformas como Spotify y YouTube.
Las meditaciones combinan una introducción con la descripción del entorno y ejercicios de atención plena enfocados en la respiración, las sensaciones, los pensamientos y la conexión con la naturaleza. Según explicó el concejal de Turismo, Víctor Bisquert, el proyecto también busca atraer a personas interesadas en la meditación de manera remota: «Es una herramienta para que El Poble Nou de Benitatxell llegue a mucha gente interesada y practicante de la meditación de una forma diferente, mediante meditaciones únicas y exclusivas de la localidad».
Además de este innovador proyecto, el municipio destacará sus tradiciones el sábado 25 a las 11:00 horas en el Stand de Costa Blanca con una demostración en vivo de la elaboración de cañizos y una exposición de productos locales. Los cañizos, símbolo de las raíces de El Poble Nou de Benitatxell, tienen una larga tradición asociada a la ‘escaldà de la pansa’, declarada Bien de Interés Inmaterial en 2018, y a la pesca tradicional de los acantilados conocida como ‘pesqueres de cingle’.
