«Fogueres, pasodobles y... ¿robots? La Marina Alta en tiempos del Metaverso» «Fogueres, pasodobles y... ¿robots? La Marina Alta en tiempos del Metaverso»
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«Fogueres, pasodobles y… ¿robots? La Marina Alta en tiempos del Metaverso»

18 de diciembre de 2024 - 16:10

La inteligencia artificial está transformando el mundo laboral a un ritmo vertiginoso, y la Marina Alta no es inmune a este cambio. En una región donde el turismo, la construcción y la tradición son la base de la economía y de la vida misma, el temor a ser reemplazados por máquinas ya no es solo una escena de ciencia ficción.

La automatización plantea preguntas cruciales: ¿hasta qué punto queremos que la IA gestione nuestras reservas, nos sirva en una bodega o hasta ‘aprenda’ nuestras fiestas y tradiciones? Este dilema entre tecnología y humanidad es más relevante que nunca.

Impacto en el empleo: ¿se avecina un ejército de robots sustituyendo a los humanos?

Pasemos ahora a un tema que no se puede ignorar. Con la IA automatizando cada vez más tareas, desde la selección de donantes hasta la organización de nuestras agendas, ¿dónde queda el papel del ser humano en todo esto? Nos enfrentamos a un futuro en el que muchas de las tareas que hoy realizamos podrían quedar en manos de máquinas. ¿Vamos a acabar con robots gestionando las reservas de los restaurantes o automatizando las visitas turísticas a la comarca? ¿Te imaginas ir a una bodega local y que sea un robot quién te sirva el vino mientras te dice, sin una pizca de emoción, que es ‘afrutado con notas de madera’?

¿Y qué haremos con todas esas personas que trabajan en sectores tan importantes en la Marina Alta como el turismo y la construcción? ¿Habrá un curso de ‘reciclaje digital’ que nos enseñe a todos a programar en Python? ¿O tal vez nos veamos todos participando en concursos de baile contra robots, solo para no perder la relevancia?. Pienso que este tema nos toca la sensibilidad ya que con las cosas del comer le ponemos un foco más atento. Si, creo que lo desarrollaré en otro artículo con más ‘chicha’ para que podáis llevar más reflexiones a la boca.

El debate del futuro: ¿están nuestras tradiciones en peligro?

Y luego está el aspecto cultural. En la Marina Alta, somos una tierra de tradiciones, de fogueres y fiestas patronales, de paellas (sin salchichas, repito). ¿Qué pasará si la IA empieza a meterse en nuestras fiestas locales? ¿Nos encontraremos con un futuro donde los pasacalles son dirigidos por un robot director de orquesta o donde las bandas de música están formadas por autómatas tocando el pasodoble sin saltarse una nota?

Imagina un San Juan virtual, con fuegos artificiales lanzados por drones mientras vemos todo desde la comodidad del sofá, con una cerveza en la mano y un ‘like’ para quien haya hecho la mejor hoguera en el metaverso. ¿Es eso lo que queremos? ¿Estamos dispuestos a perder el olor a pólvora y el calor de las llamas a cambio de una optimización tecnológica?. Yo creo que la sola imagen que nos ha venido a la mente, disfrutando de manera ‘virtual’ nuestras fiestas nos ha llevado a pensar que ni de chiste, que continuaremos bailando delante de la orquesta, que queremos pasear nuestros pueblos con una banda que suene más o menos afinada y que, por supuesto, haya mesas con cocas, papas y olivas para descanso de los festeros y festeras… reales.

Mirando hacia el futuro: el equilibrio entre tecnología y humanidad

Es innegable que la IA ofrece grandes oportunidades, y en casos como el de Irema con Fenomatch, ha demostrado ser una herramienta valiosa. Pero la pregunta sigue en pie: ¿cómo podemos aprovechar estas tecnologías sin perder el toque humano? Queremos un futuro donde la tecnología nos ayude a ser mejores, sí, pero no donde nos sustituya por completo. Queremos hijos sanos y felices, pero también queremos poder decir que ese pequeño tiene «algo de nosotros» más allá de lo que diga el algoritmo.

Y si algo nos enseña nuestra querida Marina Alta es que el equilibrio es clave. No queremos un futuro completamente regido por máquinas, sino un lugar donde las nuevas tecnologías nos ayuden a mejorar sin dejar de lado lo que realmente importa: nuestras tradiciones, nuestras familias y nuestras historias humanas.

El desafío para la Marina Alta no es detener la llegada de la IA, sino aprender a aprovechar sus beneficios sin sacrificar lo que nos hace humanos. Queremos innovación, sí, pero no al precio de perder el carácter auténtico de nuestra ‘terreta’. La tecnología debería ser una herramienta para complementar, no sustituir, el alma de la Marina Alta. Porque al final, lo que realmente importa es encontrar el equilibrio adecuado, donde los robots pueden aportar precisión y eficiencia, pero donde las emociones, las historias y las tradiciones sigan siendo cosa de personas.

Y como diría el gran Sabina: «Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena…». Pues eso, ¡que la tecnología venga, pero que no nos haga olvidar quiénes somos!

Raúl Escrivá
Experto en Nuevas Tecnologías y ADL Tecnológico de Creama Xàbia

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