Hace apenas un mes, las redes sociales se volcaron con la situación del restaurante Casa Pinet en Alcalalí. El local había registrado una llamativa bajada de clientela en los últimos años. Ahora, los dueños han anunciado la clausura del emblemático restaurante.
Se despiden así, después de ofrecer servicio durante casi cincuenta años. La historia de este establecimiento comenzó en 1974 cuando Jeroni y Anita se aventuraron en esta experiencia, dando forma a lo que ahora es una parte significativa de la historia y tradición de Tàrbena, donde se abrió primero el restaurante, y Alcalalí, donde se encuentra ahora desde 2017.
Durante años, el establecimiento se fue llenando de vida, memoria, cultura e ilusión «pel futur del nostre poble, i sense pretenir-ho, amb el pas del temps, Manuel Sanchis Guarner ens descobrí que’Casa Pinet no és un bar, ni un restaurant, és el santuari del País Valencià’», aseguran en su anuncio de despedida.
Según explican, el cierre viene acentuado desde la pandemia y los periodos de confinamiento, teniendo que seguir pagando todos los gastos del local a pesar de tener que permanecer cerrados. Más recientemente, con la normalidad retomada, afirman, parecía que las cosas iban a mejorar, sin embargo, la guerra de Ucrania, que ha condicionado los costes de materia prima, y la inflación actual han conducido a Casa Pinet a tener que tomar la decisión de la clausura.
Agradecidos por el apoyo y el cariño, el restaurante convoca a una comida popular a todo aquel que quiera despedirse, el próximo 17 de diciembre bajo reserva. «Casa Pinet fa el seu comiat amb gratitud i respecte, amb la convicció d’haver aportat el nostre gra de sorra a la construcció del País Valencià, amb l’esperança que els records viscuts dins aquestes parets continuaran brillant en el destí de la nostra gent».